Economía






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 8-9

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También en México el MJL educa sus voces en la técnica del bel canto

 

Esculturas del siglo 15 de la catedral de Florencia que muestran a los miembros de un coro empleando el método del bel canto. (Foto: Andrew Spannaus/EIRNS).

por Sandra Brull Jiménez, miembro del Movimiento de Juventudes Larouchistas

Afortunadamente, en México el Movimiento de Juventudes Larouchistas cuenta con la excelente participación de dos grandes maestros de música para ayudarnos en la labor de educar nuestras voces, que es la labor que Lyndon LaRouche le encomendó al maestro José Briano y a Angélica Ramírez. La técnica es la del bel canto florentino.

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El coro del MJL de la Ciudad de México interpreta una pieza clásica durante el diálogo que Lyndon LaRouche entabló con jóvenes larouchistas de todo el continente, en una reunión que tuvo lugar el 1 de abril en la ciudad de Monterrey, México. (Foto: Sergio Oswaldo Barbosa García/EIRNS).

Todos los lunes, miércoles y viernes tenemos ensayos. En los dos primeros, Angélica Ramírez se enfoca en preparar de manera individual cada voz. Como nos lo explicaba en una de las clases, la técnica del bel canto es una cuestión que tiene que ver con toda una tradición, haciendo hincapié en que no debe perderse esta trasmisión de ideas a lo largo de la historia. No se trata de haber escuchado que en cierto libro explican el asunto del vibrato y combinarlo con otras ideas de algún loco desquiciado de un conservatorio de música. De lo que se trata es de conocer la técnica, de asimilarla, de entenderla, de defenderla.

El legado del bel canto

Angélica Ramírez nos explicó cómo es que, a lo largo de su vida, el maestro Briano atesoró de sus mejores maestros el regalo del legado del bel canto y que, en base a ese cúmulo de conocimiento, fue sumándole elementos que ahora son decisivos para el trabajo que lleva a cabo el Movimiento de Juventudes Larouchistas en México.

Parte de ese trabajo es el coro que estamos integrando. Todos los viernes ensayamos durante dos horas canciones como Ave Vérum Corpus y el Sánctus del Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart; A la orilla de un palmar, con un arreglo de Ramón Noble; La Pasión según San Mateo de Juan Sebastián Bach; el aria para varones de la ópera Il Trovatore de Giuseppe Verdi; y diversas canciones italianas que trabajamos de manera individual. Tenemos, además de estos ensayos generales, clases de solfeo en la propia oficina del MJL (porque las clases con Briano las tomamos a unas cuadras de allí). Así que ésta es, a grandes rasgos, la forma en que estamos impulsando la educación musical del MJL en México.

La música como arma política

El MJL también está experimentando las verdaderas cualidades organizativas políticas de la música.

Por ejemplo, en un despliegue que llevó a cabo el MJL en la Facultad de Estudios Superiores de la Universidad Autónoma de México (UNAM), seis miembros y un simpatizante larouchista intervinimos en una conferencia sobre el agua. Todo transcurría de manera normal en la mesa, hasta que apareció un enfurecido estudiante contraorganizando a los que por ahí pasaban. Al principio intentamos dialogar con él, pero sólo nos embestía con una sarta de mentiras. Se empezó a alterar, y convocó a los estudiantes a vivir en una democracia en la que “no tenía cabida” Lyndon LaRouche, a quien llamó “iluminado”. Como era de esperarse, se formó un gran grupo alrededor de nosotros que escuchaba con atención los disparates del pobre muchacho.

Había alzado demasiado su voz, por lo que era imposible tratar de sostener un diálogo con él, aunque eramos cinco los jóvenes larouchistas en la discusión. Así que una de nosotros decidió simplemente empezar a cantar el espiritual clásico negro Oh, Freedom (Oh, libertad). Los cinco nos unimos al canto, y de pronto nuestras voces callaron la de nuestro desesperado amigo.

“Muy poca gente que canta en un coro captura en realidad” la intención de la música, nos dijo LaRouche durante su visita a Monterrey, México, el pasado 1 de abril, “pero, al trabajar para ese efecto, empieza a entender . . . que la música coral de ese tipo es uno de los instrumentos políticos de comunicación más poderosos”.