Economía






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 11

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Economía

 

Onda de choque hiperinflacionaria

A punto de reventar las burbujas financieras

(Caricatura: cortesía del semanario digital Prometeo).

En medio de una espiral hiperinflacionaria a la Weimar, en la que los precios de los metales preciosos e industriales se han disparado a niveles sin precedentes (pese a bajas ocasionales para realizar utilidades), los mercados financieros internacionales fueron súbitamente asaltados por una ola de turbulencia a mediados de mayo. La gente se puso a liquidar sus acciones en las bolsas de valores tanto de las naciones industrializadas como en las de los llamados Estados emergentes, al tiempo que los precios de los productos básicos estaban en subeibaja y los mercados de bonos se disparaban.

Varios comentaristas internacionales señalaron, y con razón, que era posible que estos cambios repentinos resulten de los problemas financieros que aquejan a los grandes fondos especulativos, causantes de elevar los precios de los productos básicos hasta la estratosfera.

Uno que dio la alarma sobre los problemas que vienen fue Timothy Geithner, presidente del banco de la Reserva Federal de Nueva York, quien en tiempos recientes con frecuencia ha hecho de Casandra. En un discurso el 16 de mayo Geithner advirtió que cada vez son más las posibilidades de que los mercados experimenten “sorpresas negativas”. Según Geithner: “Los principales corredores, al igual que los grandes bancos comerciales y de inversión, deben examinar fría y detenidamente las condiciones de financiamiento y las operaciones al descubierto, en particular con respecto a las contrapartidas de los fondos de cobertura y las transacciones en el mercado no regulado”.

El redactor de asuntos económicos del diario Guardian de Londres, Larry Elliott, fue aun más explícito. Al señalar cómo varios índices de precios de productos básicos se han disparado, Elliot escribió en la edición del 16 de mayo: “Así que, ojo avisor. Todo esto pinta a burbuja. Es un momento peligroso en extremo para los incautos, con todas las consabidas señales lamentables de que habrá problemas más adelante”.

Al mismo tiempo el Daily Telegraph de Londres publicó un artículo de Ambrose Evans–Pritchard titulado “Los mercados se preparan para lo peor”. De acuerdo con el artículo, los mercados bursátiles esperaban que habría turbulencia ese mismo día, luego de que la caída del dólar, y de los precios de los activos y los bonos la semana anterior, “puso a temblar al sistema financiero internacional, y trajo a la memoria el crac de 1987”. Según Evans–Pritchard, un analista dijo: “El crac de 1987 comenzó con una baja enorme del dólar y los bonos en la primavera. Nos está sucediendo exactamente lo mismo ahora”.

 

Hiperinflación a la Weimar

En los días previos a que ocurriera la turbulencia, y en la estela del artículo del 20 de abril de Lyndon LaRouche que pronostica que es probable un reventón de la burbuja para septiembre de este año, la prensa internacional había estado repleta de artículos y comentarios que expresaban mucho nerviosismo y miedo por las crecientes fisuras en los mercados financieros. El 13 de mayo el diario alemán Süddeutsche Zeitung publicó un artículo extenso sobre la afluencia precipitada de inversiones en oro por temor a la “hiperinflación”, y la paralización del sistema por los inversionista. Un corredor de metales preciosos citado por el diario dijo: “Entre mis mejores clientes se cuentan empleados de los bancos grandes”.

De hecho, los precios de los metales preciosos han estado subiendo de modo exponencial. En menos de cinco meses en 2006, el precio del oro ya había subido 213 dólares para el 12 de mayo, cuando cerró en el mercado de Londres a 726 dólares la onza troy. La mayor parte de ese aumento (181 dólares) ocurrió en los últimos dos meses. Eso significa que tan sólo en lo que va del año el precio del oro ha subido 42%. El precio de la plata en la Bolsa de Metales Preciosos de Londres ha saltado este año de 8,83 dólares a 14,94 la onza, un aumento de 69%. Los precios del paladio y el platino han subido a niveles inéditos.

En la Lonja de Metales de Londres el cobre estaba a 4.537 dólares la tonelada a principios de año. Para el cierre del 12 de mayo estaba a 8.619, un aumento de 90%. Los precios del cinc y el níquel están a niveles nunca antes vistos, y el del aluminio es el más alto en 17 años.

La explosión de los precios de los metales industriales, y el precio sin precedente de la energía han aumentado los precios de la producción industrial de modo dramático, en sectores que van desde el automotriz hasta el de máquinas–herramienta.

Frente de la onda de choque bajo el impulso de los fondos especulativos.

Hasta los gnomos de Zúrich

El 18 de mayo los principales órganos financieros subieron aun más el volumen de la alarma. “La economía mundial está en una condición insostenible”, dijo el codirector del Financial Times de Londres, según el diario suizo Neue Zürcher Zeitung. Al informar sobre una charla dictada en Zúrich por Martin Wolf del Financial Times, el diario suizo dijo que éste había advertido que las cosas no pueden seguir como van por mucho más tiempo. El mundo enfrenta dos posibilidades, dijo: 1) la “positiva”: una baja severa pero controlada o; 2) la “negativa”: una explosión que sumirá a la economía mundial en una crisis profunda.

Por su parte el Süddeutsche Zeitung pidió “meter en cintura” a los fondos de cobertura para tratar de impedir otro desastre de la magnitud del del LTCM, que pondría en peligro a todo el sistema financiero mundial. Los bancos alegan que han reducido el riesgo y que todo está bajo control, pero eso no es muy convincente, dice el diario suizo. La interdependencia entre los mercados financieros y sus inversionistas es tan densa ahora, que otra crisis como la del LTCM causaría un desastre mucho más grande que el de 1998.

De hecho, como advierte LaRouche, sólo una reorganización cabal del sistema financiero mundial como la de Bretton Woods, o sea la creación de un nuevo sistema, podría evitar que se dé un desplome de una u otraclase . Las cosas ya no están para advertencias; es necesario tomar medidas ya.