Economía






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 11

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Editorial

 

Viene la hecatombe de los fondos especulativos

Ahora que el sistema financiero concluye el segundo trimestre de 2006, Wall Street y otros intereses financieros son presa del pánico por temor de que ya esté en marcha una desintegración del volátil sector de los fondos especulativos, que haría de cualquier crisis reciente un juego de niños. A esto se suma que hasta los analistas más optimistas ahora admiten que hay un colapso de la burbuja hipotecaria estadounidense, lo que ha llevado a muchos de ellos a también admitir, aunque a regañadientes, que el pronóstico de Lyndon LaRouche, de que todo el sistema financiero mundial está a punto de reventar, es más que acertado.

Como señaló una fuente financiera, cualquier crisis sería grave, pero enfrentar un estallido de la burbuja hipotecaria junto con una “hecatombe de los fondos especulativos”, es más de lo que el sistema puede aguantar. Para empeorar las cosas, dijo, no hay “nadie al timón” en Washington, dada la incompetencia del equipo económico de Cheney y Bush, la que sólo rivaliza con su ineptitud y estupidez en otros ámbitos.

La calamidad financiera en ciernes se impone a toda consideración política. Como LaRouche ha señalado, hay mucho en juego: o reencarrilamos al Gobierno de Estados Unidos para que, en concierto con otros gobiernos soberanos, actúe y someta al insolvente sistema financiero a una reorganización por bancarrota, o los banqueros centrales lo harán, pero para imponer una dictadura fascista mundial. Los que buscan un “término medio” entre estas dos alternativas, pronto descubrirán que no existe tal cosa.

Como LaRouche viene advirtiendo, la hiperinflación en los precios de las materias primas ha creado las condiciones para la desintegración de los fondos especulativos. Estos fondos desregulados los han empleado para especular como locos con los precios de las materias primas, pero sus modelos computarizados no tomaron en cuenta el enorme movimiento de capitales especulativos de otras burbujas como la hipotecaria, que elevaron los precios por encima de lo que habían apostado. Así que quedaron entrampados, con pilas de papel que no pueden liquidar sino con pérdidas.

Los mercados emergentes de Rusia, Turquía, Brasil, India, Egipto, Indonesia y toda Iberoamérica han sufrido la serie de caídas más larga desde el incumplimiento de Rusia en agosto de 1998, seguido por el megadesastre del fondo Long Term Capital Management, que casi acabó con todo el sistema.

Con esta crisis creciente, el experto financiero londinense Stephen Lewis dijo el 23 de mayo: “Los precios nunca se mueven tan rápido como cuando la gente siente dolor. La pregunta es si la angustia se convertirá o no en una amenaza sistémica. Si yo fuera el supervisor de estos mercados, estaría en alerta roja; y ciertamente creo que algunos lo están”.

Es claro que la salida del secretario del Tesoro de Cheney y Bush, John Snow, y su remplazo por el perito de Wall Street Henry “Hank” Paulson, quien encabeza al poderoso banco de inversiones Goldman Sachs, tiene mucho que ver con la inminencia de la crisis de los fondos especulativos y su desplome total.

“Si te metes en problemas, es importante tener en el Tesoro a alguien que la gente respete. A Hank lo respetan, y con razón. Él es una buena elección”, declaró el ex secretario del Tesoro de Clinton, Robert Rubin, luego del nombramiento de su amigo Paulson.

A Paulson se le ha prometido que “estará a la par de los secretarios de Defensa y de Estado en el círculo de los allegados a Bush”, que el Consejo Nacional de Economía efectuará algunas de sus reuniones en el edificio del Tesoro, y que el vicepresidente Dick Cheney asistirá a algunas de ellas, según el Wall Street Journal. Paulson le dará a Bush algo de la “credibilidad con urgencia necesaria” en momentos en que los “mercados financieros están nerviosos, inquietos por la determinación de un nuevo presidente de la Reserva Federal”, añadió el Journal. Tarde o temprano un fondo especulativo estallará, una empresa caerá, una moneda entrará en crisis o algo. Y cuando suceda, un Tesorero competente y creíble será decisivo para contener el daño”.