Economía






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 12

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Documentation: ¿Quién lleva a Estados Unidos a la ruina? El nazi Félix Rohatyn

Por Edward Spannaus, Paul Gallagher, Patricia Salisbury y Richard Freeman, en base a investigaciones adicionales de Mark Bender y Roger Moore.

Félix Rohatyn es un mero testaferro de una red muy bien tejida de instituciones financieras privadas (casas de inversión, bancos comerciales y sus bufetes de abogados y firmas de consultoría), que han actuado de forma sistemática para cerrar toda la base industrial de Estados Unidos durante los últimos 30 años, y ya casi han logrado acabarla por completo. Han llevado a cabo la globalización mediante el fraude, aprovechándose de una interpretación corrupta de las leyes de quiebra de EU, que, de hecho, le entrega a este cartel financiero el poder de tomar decisiones de vida o muerte, y de una nueva generación de bandidos que han creado, como el presidente de Delphi, Steve Miller, y el “ex” agente de Rothschild, Wilbur Ross.

En efecto, lo que ha ocurrido es el desmantelamiento de EU por fuerzas foráneas encabezadas por una red sinarquista internacional, que siempre ha odiado a EU, y que ha estado empeñada en destruir el legado de Franklin Delano Roosevelt desde que su corazón dejó de latir en 1945. Hemos publicado antes en estas páginas documentación sobre las raíces nazis de Rohatyn; ahora aportamos más pruebas. Quienes colaboran con esa red, como subraya Lyndon LaRouche, actúan como traidores, o peor. En el momento en que están a punto de destruir el último bastión de las capacidades productivas de máquinas–herramienta y mano de obra calificada, no hay excusa para no actuar y darle marcha atrás a este proceso. Estamos en un momento de crisis que definirá el futuro de EU y el mundo.

El prontuario de Rohatyn

Los bancos de inversión de Félix Rohatyn y su red de socios han cerrado y destruido más fábricas, y cuarteles de bomberos y de policía en los últimos 35 años, de los que jamás hayan soñado los terroristas, mientras que adoptan la pose de mecenas del Partido Demócrata, y de amigos y asesores de los sindicatos.

Desde que se apoderó de la ciudad de Nueva York en 1974 —cuando achicó los servicios municipales de 25 a 40% y se apoderó de los fondos de pensiones de sus sindicatos para pagarle a sus bancos acreedores— Félix Rohatyn ha sostenido que su actividad de saqueo es un modelo para toda la industria estadounidense. Él y sus amigos del Consejo de Liderato Demócrata (DLC) han alegado que Nueva York quedó mejor y más fuerte por el saqueo de Rohatyn. Con socios y protegidos sacados del movimiento sindical socialista convertidos en banqueros, este prominente fascista sinarquista ha hecho de Lazard y de su propio banco, Rohatyn Associates, los principales desindustrializadores de EU.

Como dice el dicho: “¡Así como lo ve!”. Con Lazard como banco consultor y estratega, entrelazado con Rothschild, Inc. como especialista en quiebras, y el banco JP Morgan a cargo de organizar a los financistas de los deudores en quiebra que han dominado los tribunales de bancarrota desde 1978, la red de Félix Rohatyn ha asesorado casi todas las bancarrotas de aerolíneas, casi todas las liquidaciones de fondos de pensiones, todos los cierres en la industria aeroespacial y de defensa, cada fase de la desaparición de la industria siderúrgica, y ahora, toda bancarrota automotriz de importancia. En el camino se dio el gusto de crear Enron y desregular la electricidad.

Los jefes de Estado de la OCS El banquero sinarquista Félix Rohatyn ordenó —a través de Lazard Frères— el cierre de la industria estadounidense para destruir a esta nación. (Foto: Dan Sturman/EIRNS).

Durante la última década más o menos, a los terroristas industriales de Rohatyn y de Lazard se les ha sumado una nueva especie de “combatientes extranjeros”: los fondos especulativos agrupados en torno a los intereses de Rothschild, que se han especializado en atacar, comprar y saquear compañías industriales y sindicatos, debilitados por la competencia de los salarios ínfimos de la globalización y por hacerle caso a Félix Rohatyn.

Con estos monstruos como aliados, la red de Rohatyn ahora “aconseja” desmantelar la industria automotriz, el último bastión de máquinas–herramienta y de capacidades industriales cabales que queda en EU. Si el Congreso estadounidense no interviene rápido para impedir que sigan haciendo un festín de la industria automotriz —un primer paso necesario para darle marcha atrás a la destrucción económica acarreada por la globalización—, EU se quedará con la capacidad industrial de un país del Tercer Mundo. Para detener esto, los dirigentes demócratas del Congreso, en particular, tendrán que dejar de aceptar el dinero y los consejos de “demócratas de Rohatyn” tales como los repartidores de botín Wilbur Ross, Michael Steinhardt, Steven Ratner y el propio Félix. Viéndolo con los ojos de algún ciudadano de Ohio, Indiana o Michigan que ve el cierre de fábrica tras escuela tras hospital, el remate de maquinarias y la demolición de plantas, esos dirigentes parlamentarios están cruzados de brazos observando la destrucción de EU.

Aquí presentamos un breve retrato de sólo tres áreas de la industria y la infraestructura de EU: las aerolíneas y el sector aeroespacial, el acero, y la producción automotriz. Estos tres sectores representan el núcleo de la capacidad de máquinas–herramienta de la economía, y su destrucción significaría la muerte para la economía de EU. No puede posponerse más neutralizar la amenaza mortal inmediata que representa la pandilla de Rohatyn y Lazard para la economía estadounidense.

Las aerolíneas y el sector aeroespacial

Resultados generales: el empleo en la industria aeroespacial de EU cayó de un tope de 900.000 plazas de trabajo a fines de los 1980, a 550.000 ahora, una caída de 40%; 60 millones de pies cuadrados de capacidad instalada de la industria aeroespacial y de defensa se eliminaron tan sólo de 1990 a 1997, y su maquinaria se remató en subastas.

El caso de Joshua Gotbaum

En la década de los ochenta había unos 20 contratistas militares de envergadura, y más de 130.000 científicos e ingenieros dedicados a la investigación y desarrollo en la industria aeroespacial, de acuerdo con la Asociación de Industrias Aeroespaciales. So pretexto del fin de la Guerra Fría, hubo una reducción drástica de la industria aeroespacial y de defensa, rica en máquinas–herramienta y tecnología avanzada, y de las fuerzas armadas estadounidenses, iniciada por Dick Cheney cuando era secretario de Defensa de 1989 a enero de 1993.

Hoy día sólo quedan cinco contratistas militares importantes, y apenas unos 30.000 científicos e ingenieros dedicados a la investigación y el desarrollo aeroespacial.

A mediados de los 1990 la reducción y el desmantelamiento del sector aeroespacial y de defensa lo encabezó el poco conocido Joshua Gotbaum, protegido de Félix Rohatyn en Lazard Frères, e hijo del dirigente sindical de la ciudad de Nueva York Victor Gotbaum, quien colaboró estrechamente con Rohatyn en la destrucción de los servicios públicos de esa ciudad en los años setenta bajo el programa “Big MAC”, llamado así por las siglas de la Corporación de Asistencia Municipal administrada por los banqueros acreedores de la ciudad.

De 1975 a 1982 Rohatyn, con la cooperación indispensable de Gotbaum padre, redujo brutalmente —de 15 a 40%— servicios públicos vitales tales como hospitales, bomberos, policía y transporte público, y forzó la salida de gran parte de la población más pobre de la ciudad en el proceso. Como recompensa por la colaboración de su padre, Lazard Frères hizo banquero a Joshua Gotbaum en 1981. Para 1990 ya era socio general, y se le confió el puesto de director gerente de la oficina de Lazard en Londres de 1989 a 1992.

En 1994 Joshua Gotbaum fue nombrado de repente a una posición recién creada en el Pentágono, secretario auxiliar de Defensa para Seguridad Económica, con un equipo de 260 personas y facultades considerables. En momentos en que estaban recortándose los gastos de defensa, Gotbaum presionó para cerrar las fábricas aeroespaciales. En los noventas más de 250.000 obreros de la producción aeroespacial quedaron cesantes, y se liquidó más de un tercio del sector aeroespacial en el proceso de “consolidación”. Ahí se fue gran parte de la insustituible capacidad avanzada de máquinas–herramienta de esa industria.

Los jefes de Estado de la OCS Joshua Gotbaum encabezó el desmantelamiento de los sectores de la defensa y el aeroespacial.

Gotbaum esbozó su misión en una entrevista publicada en la edición de noviembre–diciembre de 1995 de la revista Program Manager, con el título de “La supervivencia del más fuerte. ¿Cuáles empresas de defensa sobrevivirán? Conozca al hombre que le ayuda a decidir al Pentágono”.

Cuando le preguntaron sobre su experiencia en Lazard en organizar fusiones y reestructuraciones por bancarrota, Gotbaum respondió: “En tanto que se reestructura la propia industria de defensa, están combinándose compañías que han sido nuestros proveedores por años; están reestructurándose, juntado plantas, despidiendo empleados, etc., de tal modo que hay una industria en proceso de reestructuración. De modo similar, en tanto que el presupuesto de defensa disminuye, el Departamento de Defensa está reestructurándose. . . Lo que hemos descubierto ahora es que en algunos aspectos de la industria de defensa están pasando por una reestructuración que otras industrias manufactureras. . . comenzaron en algunos casos hace 10 o 15 años”. Y no podía dejar de jactarse: “Yo pasé mucho tiempo en las reestructuraciones”.

Gotbaum fomentó también la política que inició Cheney en 1992, de deslocalizar y privatizar las funciones militares. Dirigió la elaboración de la lista de bases militares que iba a cerrar el Pentágono, misma que se le envió a la Comisión de Realineación y Cierre de Bases (BRAC) en 1995, y luego ejecutó los cierres aprobados por la BRAC y el Congreso. En la entrevista con Program Manager Gotbaum sentenció: “La BRAC es otra arena en la que el Departamento de Defensa se reconcilia con las nuevas realidades. El modo en que libramos guerras ha cambiado. . . Por tanto, consideramos que el cierre de bases es necesario, pero muy doloroso”.

Derriban las aerolíneas

El sector de las aerolíneas comerciales está muy relacionado con la industria aeroespacial, y su destrucción también fue diseñada y facilitada por Lazard Frères y Joshua Gotbaum. Lee la descripción que apareció en el Honolulu Star–Bulletin el 7 de enero de 2004: “Gotbaum era un banquero de inversiones de Lazard Frères & Co. en Nueva York y en Londres, que asesoraba a las aerolíneas sobre fusiones y adquisiciones, bancarrotas y reestructuración. Fue consultor de Eastern, Braniff, Pan American, British Airways y Air France”.

Todo un historial: Eastern, Braniff y Pan American se fueron a la quiebra y finalmente fueron liquidadas.

Además, en 2003 Gotbaum fue nombrado interventor de la quiebra de Hawaiian Airlines, luego de que ésta se amparó en el capítulo 11 de la ley de bancarrotas. La posición de Gotbaum era sumamente rara; normalmente, según lo que establece el capítulo 11 de la ley de bancarrotas, la administración existente continúa manejando la compañía (como deudor sujeto a un proceso de bancarrotas, que sigue en posesión de sus bienes). Pero Hawaiian no estaba en quiebra; el motivo por el cual declaró la quiebra fue para sacarle concesiones a sus sindicatos de empleados y renegociar el arriendo de sus aviones con Boeing. El líder de la Asociación de Pilotos de Aerolíneas (APA) la calificó justamente de “quiebra simulada”.

El resultado, por el cual Gotbaum exigió casi 10 millones de dólares en comisiones, fue que: 1) a los acreedores les pagaron todo (algo poco común); 2) los accionistas vieron subir el valor de sus acciones, en vez de desaparecer, como suele ocurrir normalmente; 3) los empleados hicieron concesiones salariales, de prestaciones, y en normas de trabajo; y 4) a los pilotos les congelaron las pensiones y se las recalcularon.

Pero eso es sólo parte del cuadro. En conjunto fueron al menos nueve aerolíneas que recibieron asesoramiento de Lazard y Gotbaum. Siete de las 9 acabaron en la quiebra, y de ellas la mayoría recibió asesoría de Lazard para su “reestructuración”.

Aquí debemos considerar el papel de otro protegido de Rohatyn en Lazard, un asociado cercano de Joshua Gotbaum también: Eugene Keilin.

Keilin comenzó como abogado en la dependencia del presupuesto de la ciudad de Nueva York, y primero representó al municipio en sus negociaciones con el Big MAC y el estado de Nueva York durante la crisis presupuestal de mediados de los 70. Luego Rohatyn tomó a Keilin y lo instaló como director ejecutivo del Big MAC en 1976; dos años después Rohatyn le ofreció un puesto en Lazard, donde llegó a ser socio general en 1984, con la especialidad de convertir a los empleados de compañías en quiebra o casi en quiebra en sus principales accionistas, a través de los llamados programas ESOP.

Como socio de Lazard, Keilin fue el asesor del sindicato de pilotos de United Air Lines (UAL) y fue el arquitecto del plan para que los empleados compraran a UAL, que se ejecutó en 1994, luego de varios intentos fallidos anteriores desde 1987. Los pilotos y mecánicos de UAL recibieron acciones de la compañía a cambio de reducciones salariales y concesiones laborales, mientras que Keilin y otros asesores conseguían presuntamente enormes pagos bajo cuerdas en relación con las negociaciones del ESOP. Además Stephen Wolf, el gerente general de UAL que había contratado a Lazard para asesorar a la junta directiva durante las negociaciones de liquidación, fue contratado como consultor de Lazard, luego de que se consumó el acuerdo del ESOP.

Todas las ilusiones de la “propiedad de los empleados” se esfumaron en los años siguientes, y en diciembre de 2001, UAL cayó en lo que llegó a ser la bancarrota más grande y más prolongada de una aerolínea en EU. Las acciones de los empleados, por las cuales habían aceptado grandes recortes salariales, terminaron valiendo nada.

Luego del negocio con la UAL, Keilin dejó a Lazard Frères oficialmente para iniciar su propia firma “pro sindicalista” de consultoría e inversiones, especializada en ESOP y la reestructuración de sociedades, a favor de fondos especulativos y firmas privadas de acciones.

Acero

Resultados generales: la producción siderúrgica en EU ha caído 35% desde 1975, de 145 millones de toneladas a 95 millones de toneladas al año; la producción per cápita cayó 50%, y la mayor parte de lo que queda se produce de desechos reciclados en “miniacerías” de hornos de arco eléctrico. El empleo en la industria siderúrgica ha caído más de 50% en el mismo período.

Lazard y sus agentes aparecen y reaparecen continuamente en el desmantelamiento y reorganización de la industria siderúrgica de EU, y a su paso dejan despidos, menoscabo de prestaciones y una baja en la producción de acero, un proceso que culminó en 2005 con el 40% de la capacidad del acero estadounidense utilizado en la manufactura de equipo militar, de camiones y de automóviles en manos extranjeras.

Weirton

En 1984 Lazard y el equipo de Keilin y Gotbaum tuvieron un papel decisivo en el plan de venderle la Weirton Steel de Virginia Occidental a sus empleados. Ese plan se convirtió en el modelo utilizado por Lazard y sus derivados para canibalizar las pensiones de los trabajadores y otros recursos hasta la fecha.

La venta se precipitó en 1982, cuando la National Steel anunció que ya no invertiría más en su subsidiaria de Weirton. Los vicepresidentes de Lazard, Keilin y Gotbaum, fueron los asesores de la administración de Weirton y del Sindicato Independiente de Trabajadores del Acero para el plan ESOP. Cuando se concluyó el acuerdo, Weirton Steel se convirtió en la sexta acerera integrada más grande del país, y en la compañía propiedad de sus empleados más grande, con más de 6.000 empleados.

A partir de entonces, la trayectoria de Weirton fue de picada, acentuada por despidos y recortes. Cuando finalmente la compañía declaró la quiebra en 2003, tenía 3.500 empleados y había sufrido dos reestructuraciones, mediante las cuales se redujeron los salarios, se congelaron las pensiones y se redujeron las prestaciones de salud.

Lo que quedó de Weirton lo adquirió finalmente la compañía depredadora International Steel Group de Wilbur Ross, el personaje del grupo Rothschild, y luego se lo entregaron a la Mittal Steel con sede en Londres, la cual clausuró inmediatamente los altos hornos de la siderúrgica y redujo su fuerza laboral a menos de 900 empleados.

La compañía matriz de Weirton, National Steel, se declaró en quiebra en enero de 2003, y fue adquirida entonces por U.S. Steel, la cual anunció luego sus planes para despedir a la quinta parte de los empleados de la compañía ampliada, y que no cumpliría con las prestaciones médicas que estaba obligada por contrato a darle a sus jubilados. Lazard fue el asesor financiero de National Steel durante el proceso de bancarrota.

LTV–Bethlehem

Es de particular interés el modo en que Lazard se metió con la siderúrgica LTV de Cleveland, ya que allanó el camino para que Wilbur Ross se hiciera de LTV, su primer paso en el establecimiento de International Steel Group (ISG).

LTV Steel era la segunda siderúrgica más grande del país en 1984, resultado de que Ling–Temco–Vought adquiriera la empresa siderúrgica Jones & Laughlin de Pittsburg y Cleveland, y su posterior fusión con Republic Steel de Cleveland. En 1986 United Steel Workers of America (USWA, el sindicato de trabajadores acereros) contrató a Lazard para hacerle una auditoría a LTV— realizada por la firma contable Arthur Young—, ¡que declaró en quiebra a la empresa! Para fin de año LTV ya se había amparado en el capítulo 11 de la ley de bancarrotas. En esa condición, LTV fue la primera empresa que comenzó la práctica de transferirle al Estado, o sea a los contribuyentes, sus obligaciones de pagar las pensiones a sus empleados, y de recortarles las prestaciones médicas.

En 1989 Lazard y el sindicato USWA diseñaron un ESOP para la división de barras de acero de LTV, que se constituyó entonces como Republic Engineered Steel.

Luego de que LTV saliera de la quiebra en 1992, fue necesario un fallo de la Corte Suprema de Justicia de EU para obligarla a seguir cumpliendo con su obligación de pagar las pensiones a sus empleados. En los diez años siguientes a su quiebra de 1984, LTV redujo su capacidad de producir acero, de 24 millones de toneladas al año, a sólo 10 millones de toneladas.

En 2000 LTV se declaró en quiebra por segunda vez y, como parte de su liquidación, en 2002 vendió sus plantas en Cleveland y en Chicago al fondo buitre WL Ross & Co., que pronto se convirtió en International Steel Group. La especialidad del carroñero de Ross, director ejecutivo de Rothschild Investments LLC por 26 años, eran las empresas “en apuros”.

En el breve tiempo en que Ross fue dueño de ISG, se usó como instrumento para diezmar lo que quedaba de la industria siderúrgica de EU y de su fuerza laboral. Luego de que Ross adquirió los activos de LTV, el carroñero procedió a recoger los pedazos de Acme Steel, Bethlehem Steel, Weirton Steel y Georgetown Steel, todo entre 2002 y 2004.

Bethlehem fue el premio gordo de las adquisiciones de Ross, con sus 13.000 trabajadores y gran parte de la capacidad acerera integrada que quedaba en EU. Anteriormente, en 1996, cuando ya se hablaba de al menos un cierre parcial de Bethlehem, el sindicato USWA había contratado a Eugene Keilin para representar sus intereses.

Tuercen el código de bancarrotas para destruir la industria y los sindicatos de EU

En los últimos años se ha convertido a la reorganización de una empresa en apuros financieros conforme al capítulo 11 del código de bancarrotas de Estados Unidos —otrora un instrumento para proteger el bienestar general— en un mecanismo por el cual los “capitalistas buitres” y los financieros extranjeros, tales como el Lazard Frères de Félix Rohatyn, pueden apoderarse de empresas industriales, eliminar sus programas de pensiones y de salud, romper contratos colectivos de trabajo, y luego vender los activos con pingües ganancias.

La forma moderna de reorganización empresarial según el capítulo 11 nació como parte de las leyes del Nuevo Trato del presidente Franklin Roosevelt. La intención era que proporcionara un mecanismo justo con el cual se pudiera eliminar el peso muerto de las deudas viejas, permitiendo que una firma viable siguiera funcionando y mantuviese empleados a sus trabajadores, en provecho del bien común. La prioridad era mantener abiertas las puertas de la fábrica y a sus empleados trabajando, cuando ésta fuera viable sin la carga de la deuda vieja.[1]

Hoy, como muestra el caso de Delphi, esto se ha torcido por completo. La ley de Reforma de Bancarrotas de 1978 le permite a la gerencia de la empresa seguir operándola como un deudor sujeto a un proceso de bancarrotas, que sigue en posesión de sus bienes, en vez de que un tribunal nombre un interventor para que se haga cargo de la empresa, y le fija una prioridad casi absoluta al pago de los préstamos interinos que la empresa recibe de conformidad con la reorganización del capítulo 11, por encima de los otros acreedores, entre ellos los empleados. Hoy cualquier firma que recurre a la reorganización del capítulo 11 cuenta, de entrada, con financiamiento nuevo de los grandes bancos, que hacen cola para solicitar la protección del capítulo 11.

Por medio de estos cambios, los bufetes legales y los bancos de inversión de Wall Street se han apoderado de los casos de bancarrota de grandes empresas industriales. Al usar el “financiamiento al deudor en posesión de sus bienes” o comprar los derechos, recogen empresas manufactureras que constituyen el alma de la economía estadounidense, tirando a la basura los contratos colectivos de trabajo, desechando los planes de salud y de pensiones, y arrancándoles luego sus activos para venderlos al mejor postor.

En una entrevista que le hizo EIR el año pasado,[2] el profesor y escritor Mark Reutter describió cómo surgió este proceso de saqueo: “Esto empezó en 2001 en la industria acerera, y tuvo como resultado cambios importantes en esa industria. Y luego se extendió al sector aeronáutico —donde hoy cuatro de las siete aerolíneas principales se han acogido al capítulo 11—, y ahora está extendiéndose, en las últimas semanas, a la industria de autopartes”. Reutter agregó: “Y la gente que está metida en la bancarrota involuntaria del fabricante de autopartes Delphi Corp., es la misma que se enriqueció enormemente con las quiebras —gracias al capítulo 11— de la industria siderúrgica hace tres años”.

Reutter habló de “una nueva camada de gerentes empresariales” personificados por Steve Miller, actual jefe de Delphi, quien “se gana la vida metiendo y sacando a grandes empresas de la bancarrota”. Reutter dijo que Miller ya había metido y sacado a la Bethlehem Steel de la quiebra, y que fue también el encargado de someter a Eastern Airlines a la bancarrota.

Y del lado de los que “reciben” las quiebras, Reutter los tachó de “capitalistas buitres”, tales como Wilbur Ross, de Rothschild, “un multimillonario que sacó más de 500 millones de dólares al comprarle Bethlehem Steel a Steve Miller y luego venderla, meses después, a la Mittal Steel Corp. de los Países Bajos”.
“Delphi recibe millones de dólares en efectivo a través de su sistema cada semana”, dijo Reutter. “Estos capitalistas buitres quieren que ese flujo vaya directamente hacia ellos”.

En el artículo adjunto, citamos el caso de la quiebra de Hawaiian Airlines, a cargo de Joshua Gotbaum, donde el único propósito fue romper los contratos y arriendos existentes; a los acreedores les pagaron todo, los accionistas vieron sus acciones aumentar de valor, y Gotbaum y otros parásitos que dirigieron la reorganización se embolsaron millones de dólares.

Pero hay más que mera codicia en juego aquí.

En el caso del Rohatyn de Lazard y del Wilbur Ross de Rothschild, tenemos a agentes perversos literalmente al servicio de una potencia extranjera: la oligarquía financiera sinarquista que está estratégicamente empeñada en destruir a Estados Unidos en tanto potencia industrial.

—por Edward Spannaus.

[1]. “A Short History of Chapter 11: Model for a Bankrupt Economy” (Breve historia del capítulo 11: el modelo de una economía en bancarrota) en EIR del 25 de enero de 2002.
[2]. “The Delphi Case and the Misuse of Bankruptcy Law” (El caso de Delphi y la tergiversación de la ley de bancarrotas), entrevista con el profesor Mark Reutter en EIR del 11 de noviembre de 2005.

Lazard es el papito de Steve Miller

En 1984 Félix Rohatyn, junto con el entonces presidente de la AFL–CIO, Lane Kirkland, y el gerente general de DuPont, Irving Shapiro, publicaron un documento titulado “Restoring American Competitiveness: Proposals for an Industrial Policy” (La recuperación de la competitividad en EU: Propuestas para una nueva política industrial). El informe señala desde el comienzo que el “profesor Lewis B. Kaden de la Escuela de Derecho de la Universidad de Columbia actuó como director de nuestro grupo de estudio. Agradecemos también la colaboración de Eugene Keilin y Josh Gotbaum de Lazard Frères & Co”.

Kaden, que acababa de unirse al bufete jurídico Davis Polk & Wardwell de la vieja guardia de Wall Street, fue integrado a la junta directiva de Bethlehem Steel en 1994; en los diez años que estuvo ahí el valor de las acciones cayó de 24 dólares a 9 centavos por acción. Luego, en 2001, Kaden reclutó a Steve Miller—ahora el gerente general a cargo de la destrucción de Delphi— y lo puso de gerente general y presidente de la junta de Bethlehem Steel. Como era de esperarse, Miller no sabía nada de la industria siderúrgica, pero si sabía lo que los banqueros querían: en tres semanas Miller declaró a Bethlehem en quiebra.

En 2003 Miller le vendió los bienes siderúrgicos de Bethlehem a la ISG de Wilbur Ross, sólo después de que el tribunal de bancarrotas le permitió a Miller desentenderse de las prestaciones médicas de los empleados y pasarle el costo de las pensiones al gobierno federal.

Los jefes de Estado de la OCS

La demolición de la planta de U.S. Steel en McKeesport, Pensilvania, en 1985, es un ejemplo de lo que los sinarquistas le tienen preparado a EU para erradicar todo vestigio de industria.

Luego de dejar cesantes a gran parte de los trabajadores en sus recién adquiridas compañías, Ross se jactó en una audiencia de la Comisión de Comercio Internacional en marzo de 2003, de que la ISG producía una tonelada de acero por hora–hombre, mientras que dos años antes, con esencialmente la misma planta y equipo, tomaba 2,5 horas–hombre. Esto no lo atribuía a la introducción de nuevas tecnologías, ni a inversiones nuevas en planta y equipo, sino a la modernización radical de la fuerza laboral, con lo cual quería decir el desmantelamiento del escalafón, cambios en las normas laborales y otras prácticas de aceleración forzada del trabajo.

Ross señaló como un aspecto fundamental de la revolución de ISG en la industria del acero, la introducción de la “participación en el dividendo” en todas las áreas sujetas tradicionalmente a la negociación colectiva con los sindicatos. Por ejemplo, el muy cacaraqueado plan voluntario de prestaciones médicas que estableció ISG para los jubilados de sus compañías predecesoras, depende completamente de ciertos niveles de ganancia. Las escalas salariales de los trabajadores también están ligadas a un sistema de “bonos”. Y, como señaló Ross, este nuevo modelo no se limitaba a ISG, sino que se incorporaba a todos los contratos nuevos negociados con el sindicato USWA infiltrado por Lazard, y con su presidente internacional Leo Gerard, quien reclamó crédito por ser un pionero de esto en la misma audiencia, y quien no discrepó cuando Ross dijo que el modelo debería extenderse a toda la industria manufacturera de EU.

Para 2005 Ross había completado su trabajo en la industria siderúrgica de EU, con la ayuda constante de Lazard y su establo de discípulos como Keilin. En este breve período de 2003–05, el Gobierno de Bush adoptó aranceles para el acero, con la salvedad de que la industria siderúrgica aprovechase la oportunidad para racionalizar y reestructurar su funcionamiento a fin de eliminar el supuesto excedente de capacidad en la producción mundial de acero. La producción de acero de EU cayó en 10 millones de toneladas.

En abril de 2005, cuando ISG quedó como el principal productor de acero en EU, con el 40% de la capacidad de producción de acero laminado plano del país, Ross vendió ISG a la compañía Mittal Steel de Londres, encabezada por Lakshmi Mittal, un experto en acaparamientos de origen indio, ahora en Londres. Al cerrar el trato Mittal anunció: “Mittal Steel es ahora la principal productora de acero en el mundo, y también la principal productora de acero en el mercado norteamericano”.

Ahora Ross forma parte de la junta directiva de Mittal junto con Lewis Kaden. Kaden también se hizo vicepresidente de Citigroup poco después de la fusión de ISG–Mittal; desde entonces Citigroup le ha prestado a Mittal 9.000 millones de dólares. También forma parte de la junta de Mittal Nathaniel (el 5o barón) Rothschild, un banquero de Lazard. Hoy Kaden y Nathaniel Rothschild promueven la fusión de Mittal con Arcelor, la productora de acero más grande de Europa. Si lo logran, las compañías fusionadas controlarían el 10% de la producción mundial de acero, y conformarían el cartel siderúrgico más poderoso de la historia.

Automóviles: Siempre los mismos demoledores

Resultados generales: la industria automotriz ha perdido 240.000 (20%) puestos de trabajo netos desde el 2000, y perderá aproximadamente otros 300.000 a no más tardar para fines del 2008, si no se detienen los cierres anunciados de 67 plantas importantes. Se están cerrando 75 millones de pie cuadrados de capacidad instalada —más que todo lo cerrado en los últimos 30 años—, y sus máquinas–herramienta están subastándose.

El papel desempeñado por Félix Rohatyn en la formulación del plan estratégico para que Delphi maquile toda su producción fuera del país —su “globalización por quiebra”—fue puesto al descubierto por Resumen ejecutivo de EIR en su edición de la 1a quincena de junio de 2006, y por LaRouche PAC en un folleto especial que empezó a distribuirse en EU el 9 de junio de este año. En ese mismo número de Resumen ejecutivo de EIR apareció la propuesta, firmada por su puño y letra, que Rohatyn le hizo a la administración de Delphi el 1 de mayo de 2005, y otras pruebas de que Rohatyn —ahora a través de su propio banco, Rohatyn Associates, y en colaboración con Rothschild—es responsable de la destrucción en marcha de la planta, el equipo y la fuerza de trabajo de Delphi, y del traslado de su producción de EU a ultramar.

Éste no es sino el peor ejemplo de las operaciones de demolición de la industria automotriz que Rohatyn ha llevado a cabo con Lazard.

En la primera gran destrucción de empleos, prestaciones y capacidad productiva de la industria automotriz, la reorganización y el “rescate gubernamental” de la Chrysler Corp. en 1979, Lazard asesoró al presidente de Chrysler Lee Iacocca, y al presidente del sindicato de trabajadores automotrices (UAW) Doug Fraser. Félix Rohatyn personalmente manejó la planificación para Chrysler en 1979, hasta que, según Robert Reich en su libro New Deals (Nuevos tratos), la gerencia de Chrysler lo obligó a retirarse porque estaba exigiendo dirigir la compañía como presidente de hecho. (Después de todo, había fungido como dictador de la ciudad de Nueva York).

Lazard siguió como el banco asesor de Chrysler y del sindicato UAW, no obstante. Con la asesoría de Lazard, Iacocca se había traído de la Ford al entonces desconocido, pero ahora notorio Robert “Steve” Miller como su hacelotodo para el “sacrificio de todos”. Es notable que la asesoría de Lazard, de nuevo, llevó a Miller a la junta de United Airlines 15 años después, cuando la desastrosa compra del control de esa empresa por sus empleados; que el colaborador de Rohatyn, Lewis Kaden haya instalado a Miller como gerente general de Bethlehem Steel en 2001, para ponerla en quiebra rápidamente, acabar con las prestaciones de sus empleados, y vendérsela a Wilbur Ross de Rothschild; y que el plan estratégico de Félix Rohatyn llevó a Steve Miller a la presidencia de Delphi en julio de 2005 con los mismos fines.

Los jefes de Estado de la OCS

Uno puede ver anunciados en internet los remates de las máquinas–herramienta de la industria automotriz estadounidense, a la que se está obligando a ir a la quiebra.

El propio Rohatyn en 1979, después de retirarse como asesor directo de la Chrysler, logró, por medio del presidente de la Reserva Federal de EU Paul Volcker y del secretario del Tesoro G. William Miller, asegurarse que el Gobierno de Carter le pusiera presión extrema a Chrysler para que hiciera grandes recortes —lo cual hizo—a cambio del consiguiente préstamo de rescate de 1.500 millones de dólares dado a conocer a fines de 1979.

El resultado de 1980–83: la UAW cedió 1.200 millones de dólares en salarios y prestaciones; Chrysler cerró 30 plantas en EU, redujo sus trabajadores de producción de 98.000 a 45.000, redujo sus empleados administrativos de 40.000 a 22.000, y eliminó 40.000 empleos tan sólo en el área metropolitana de Detroit.

En 1997 fue Daimler–Benz la que contrató a Lazard para asesorar su adquisición de Chrysler en 1998, lo que resultó en la segunda ola de reducción de Chrysler de 1999 a 2001.

‘Tráiganme sus quiebras’

En la ola presente de bancarrotas de compañías de autopartes, la misma caterva de consultores está a cargo de despedazar las empresas, los contratos colectivos y la fuerza laboral. En la quiebra de Tower Automotive, en febrero de 2006, Rothschild, Inc. es el banco de inversión, Lazard es el banco consultor “para asuntos estratégicos”, Kirkland and Ellis, el bufete de abogados para la reestructuración, y JP Morgan Chase, el banco director para financiar al deudor, que sigue en posesión y administrando sus bienes durante el proceso concursal. Tower exige que el tribunal de bancarrotas desconozca sus contratos con el UAW y otros sindicatos, y sólo ha declarado en quiebra sus operaciones en EU. ¿Se parece al plan estratégico de Delphi? Todos los asesores de Delphi son exactamente los mismos, excepto que el bufete de abogados es Skadden Arps.

El Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) está enseñándole al Partido Demócrata estadounidense cuál es el tratamiento que el fascista Rohatyn merece, para acabar con su influencia perniciosa. (Foto: Sharon Stevens/EIRNS).

Collins & Aikman, para su bancarrota, está asesorado por Lazard, Kirkland and Ellis y Rothschild, con JP Morgan Chase aportando el financiamiento para el deudor. De nuevo, “ninguna de las compañías afiliadas fuera de EU se incluyeron en la demanda” de bancarrota, de acuerdo con el anuncio hecho el 17 de mayo. Es el mismo plan de “bancarrota estratégica”.

Dana Corporation, para su bancarrota, fue asesorada por Lazard, Kirkland and Ellis, y JP Morgan Chase para el financiamiento del deudor. Ahora está bajo control principalmente de los fondos de inversión del veterano de Rothschild Wilbur Ross.

Para no quedarse atrás, el UAW contrató a Lazard el 21 de julio de 2005 con relación a las demandas de General Motors de reducir los seguros médicos de los jubilados; contrató a Lazard el 1 de noviembre de 2005 con relación a la quiebra de Delphi; y contrató a Lazard el 4 de noviembre de 2005 con relación a las demandas de Ford de reducir las prestaciones. En cada uno de los casos la empresa pagó por la asesoría de Lazard al sindicato UAW. Una carta del UAW a sus miembros y jubilados, fechada el 8 de diciembre de 2005, deja en claro que siguió el consejo de Lazard de aceptar las demandas de Ford; aparentemente siguió el mismo consejo de Lazard con relación a las demandas de la General Motors y de Delphi.

La declaración que Lazard le presentó a la Comisión de Valores a fines del primer trimestre de este año, muestra que, precisamente en ese momento, estaba metida al mismo tiempo en la reestructuración de Tower, de Collins & Aikman y de Meridian (otro productor grande de autopartes); asesorando al UAW en todos los casos antes mencionados; en la adquisición de GMAC, el brazo financiero de la General Motors, por parte del fondo especulador Cerberus; y en la bancarrota de Northwest Airlines, que ha destruido a su equipo de pilotos, recortado los salarios de sus empleados, y ha transferido las pensiones a la Pension Benefit Guaranty Corp., un ente gubernamental.

Al mismo tiempo, el 31 de marzo de este año, Lazard asesoraba a Whirlpool en su intento de adquirir a la Maytag, una operación perversa en la que la compañía Whirlpool se apoderó de su competidora sólo para cerrarla casi por completo. En el proceso desaparecieron 5.000 empleos industriales calificados en Iowa de un sólo golpe,

Y mientras que Rohatyn Associates para entonces se había “retirado” de la reestructuración de Delphi, para deslocalizar toda su producción en el extranjero como lo había planificado Félix, Rothschild, Inc. seguía con el desastroso plan, en tanto que el grupo de fondos especulativos y los fondos de inversión asociados con Wilbur Ross estaban al acecho para recoger “las partes con problemas” y juntarlas y convertirlas en nuevas compañías de autopartes totalmente globales.

Alto al remate

Cuando uno ve el cuadro de la destrucción de la industria estadounidense —que se encuentra ahora en su fase final— tiene que concluir que el banquero sinarquista Félix Rohatyn, Wilbur Ross, y Steve Miller le han inflingido mucha más destrucción a Estados Unidos de la que jamás hubiera esperado lograr cualquier pandilla terrorista, o cualquier saboteador en tiempo de guerra.

Si no paramos esta traición en contra de Estados Unidos ahora, muy pronto no quedará nada de su economía, tan sólo puestos coloniales del cartel de la internacional sinarquista.