Iberoamérica






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 12

Versión para imprimir

Regrese al inicio

 

Iberoamérica

 

Kirchner habla: Sólo un ‘Estado promotor’ puede defender el bienestar general

por Cynthia R. Rush

El jefe del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero recibe al presidente argentino Néstor Kirchner en España el 22 de junio. (Foto: Presidencia de Argentina).

En una serie de discursos que pronunció a últimas fechas, incluso durante un viaje a España, el presidente argentino Néstor Kirchner ha identificado con rigor la misma cuestión fundamental que el estadista norteamericano Lyndon LaRouche ha señalado en repetidas ocasiones: sólo el “Estado promotor”, que fomenta y apoya el desarrollo industrial y la inversión pública en la infraestructura vital, es capaz de defender el bienestar general de la población.

La insistencia del Presidente a este respecto, en combinación con su liderato dentro del informal “Club de Presidentes” de los jefes de Estado iberoamericanos, lo ha vuelto casi tan impopular como LaRouche entre los financieros de la internacional sinarquista, quienes están perdiendo los estribos por su temeridad al desafiar su “derecho” a saquear a economías y poblaciones enteras. Como encuentran intolerable que se haga eco de las ideas de Franklin Delano Roosevelt, han soltado a sus agentes argentinos e internacionales para que tachen a Kirchner de “autoritario” megalomaníaco.

Lo que más les crispa los nervios a estos buitres financieros es que Kirchner está llamándolos por nombre, metiendo el dedo en la llaga del aparato sinarquista que en los últimos veinte años ha desmantelado la otrora vibrante capacidad industrial de Argentina, como también ha ocurrido en otras naciones del Cono Sur sudamericano. Este mismo aparato ha fomentado abiertamente la represión nazi de la que es típica la maquinaria de la operación Cóndor, que secuestró, torturó y “desapareció” a decenas de miles de personas en los 1970, para imponer las políticas económicas neoliberales de las dictaduras militares.

Mediantes sus llamadas redes “católicas”, que se entrelazaron con el propio “nacionalismo católico” antisemita de Argentina, la dirigencia de la sinarquía francesa tuvo mucho que ver con estos gobiernos brutales, tanto en el frente militar como en el económico, como EIR demostrará en futuros artículos. Es digno de nota que, para remachar el clavo, Kirchner haya sacado a relucir el papel de la empresa francesa de servicios Suez, en cuya directiva internacional estaba hasta hace poco Félix Rohatyn, un agente del conglomerado bancario sinarquista Lazard Frères. Éste es el mismo Rohatyn que ayudó a derrocar al presidente chileno Salvador Allende en 1973, para instalar al dictador fascista Augusto Pinochet, y cuyo banco Lazard Frères fue contratado por el entonces presidente Eduardo Duhalde en 2002 para “asesorar” a Argentina en las negociaciones de su deuda con los fondos buitres que la habían saqueado.

El Gobierno argentino echó a Suez del país a principios de este año porque no cumplió con los términos de su contrato, con lo cual dejó a cientos de miles de ciudadanos —la mayoría de ellos pobres— sin la vital infraestructura hidráulica y sanitaria que había prometido construir.

“El Estado tiene que estar allí donde no está el mercado”, le dijo Kirchner el 28 de junio a un grupo de ejecutivos y dirigentes sindicales de la industria metalúrgica en la Casa Rosada. Advirtió que es improbable que el sector privado se preocupe por el pobre y el desposeído, “porque el sector privado busca márgenes naturales de rentabilidad. . . Tuvimos una empresa privada, Aguas de Suez, que tuvo mucha rentabilidad y sacó la rentabilidad del país”, explicó. “Buscar la rentabilidad en el agua y en las cloacas que son elementos esenciales para nuestros hermanos, significa un esquema de lucro realmente salvaje e inaceptable”.

Por eso, según dijo, sacó a Suez y la remplazó con la empresa estatal AISA, para garantizar que los ciudadanos tengan acceso al agua, cosa que describió como “un derecho inalienable”. “No es una cuestión de estatismo o no estatismo”, dijo en otro discurso el mismo día en la ciudad de La Plata, “es una cuestión de que el Estado, la nación, los gobiernos pertenecen a todos los argentinos”, y que “ese Estado y ese Gobierno se ocupe de todos”. Es por eso que “el Estado tiene que tener un rol promotor”.

Ésta no es la Argentina de Martínez de Hoz

Aparte del sórdido historial de Suez, Kirchner plantea el caso de José Martínez de Hoz, el ministro de Economía de la dictadura militar de 1976–83 que fuera adiestrado por los británicos, como la antítesis de lo que Argentina debe ser como nación. “Queremos una Argentina que no se parezca a la Argentina que crearon en 1976 con ese proyecto de aquel ministro de Economía innombrable”, dijo en La Plata.

De Hoz es una vieja carta del aparato financiero sinarquista global que, como sus amigos David Rockefeller y Henry Kissinger, pertenece a la Comisión Trilateral. Contrario a lo que alega sobre ser un “simple” economista librecambista, como ministro de Economía apoyó la brutal represión “nada convencional” de la operación Cóndor de Henry Kissinger, que a su vez alimentó el conflicto de izquierda–derecha que vino a conocerse como “la guerra sucia”. En un artículo de noviembre de 1977 en el diario La Nación, escribió con todo desparpajo que, hace “bastante tiempo que la línea divisoria antes clara y definida entre las situaciones de ‘guerra’ y ‘paz’ ha desaprecido para dejar lugar a una zona intermedia y conceptualmente confusa. . . de conflicto permanente y de acción bélica no convencional dentro mismo de sus fronteras, mediante formas de guerra mucho más despiadadas que todas las conocidas hasta hoy”.

El Gobierno argentino está tratando ahora de enjuiciar a De Hoz por el caso del secuestro de dos empresarios en 1976–77, Federico y Miguel Ernesto Gutheim. El 23 de junio el secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde (sin relación con el ex presidente Duhalde) presentó una demanda ante un tribunal federal en Buenos Aires para declarar anticonstitucional el perdón que el ahora ex presidente Carlos Menem le concedió a De Hoz y a otros miembros de la junta militar en 1990, con el argumento de que “hubo una unidad en el accionar represivo del Estado y la implementación de la política económica” por parte de De Hoz.

Acusando a De Hoz de ser tan culpable como los ex jefes de la junta que fueron condenados a prisión en 1985, Duhalde afirmó que hubo un “concierto criminal entre los miembros de las Fuerzas Armadas y los integrantes del establishment económico del que Martínez de Hoz era un representante”.

Como explicó Kirchner en su discurso en la Casa Rosada, con el reinado de De Hoz, “llegamos al extremo que se llegó a pensar que podía haber un país sin industria nacional” o sin mercado interno. “Es la visión de los economistas neoliberales. . . que piensan que promover la industria nacional” o la creación de empleos “es promover la destrucción del país”. El gobierno no se opone a la inversión privada, subrayó Kirchner. Pero cuando se trata de proteger a los sectores más desprotegidos de la sociedad, “es allí donde [el Estado] tiene que ir con la rentabilidad social. . . para evitar que muchísimos hermanos se caigan de la estructura social y se los pueda incorporar”. De otro modo, lo que resulta es el país que Martínes de Hoz y Menem crearon.

¿Dónde está Estados Unidos?

El desafío de Kirchner a los depredadores financieros dentro del país también es patente a nivel regional, donde se ha erigido como el líder del “Club de Presidentes”, que incluye a los jefes de Estado de Bolivia, Brasil, Venezuela, Chile y ahora posiblemente Perú. Aunque por varias razones cada uno de estos presidentes ha fallado en lo individual en imitar la decisión de Kirchner, han avanzado en tanto grupo, si bien de forma dispareja, bajo su liderato político e intelectual, de un modo que tiene muy alarmado al Gobierno de Cheney y Bush.

En las condiciones actuales de turbulencia financiera global, y de repudio universal al programa de “democracia y libre comercio” del Gobierno de Bush, en Washington cunde un nerviosismo considerable sobre lo que pueda resultar de la reunión de presidentes del Mercosur, a realizarse el 20 y 21 de julio en Córdoba, Argentina. Todos los presidentes —de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela— participarán. La reciente afirmación de soberanía de Bolivia sobre sus hidrocarburos, y su anuncio de que también botará del país a Suez, también tiene temblando a los banqueros.

En un discurso que dio el 22 de junio ante el Parlamento español, Kirchner identificó la incapacidad de Estados Unidos para ofrecer ningún liderato real a las naciones iberoamericanas, en lo que fue un llamado a revivir el “otro” Estados Unidos, el de Roosevelt y Lyndon LaRouche: “La participación de Estados Unidos en la región es fría; no tenemos discusiones de integración muy fuertes porque los procesos de integración que se nos proponen no son auspiciosos para nuestra región”. Cuando Argentina encaró sus momentos más difíciles, recordó, “o tuvimos que superarlos solos” o recurrir a países como España, que, durante lo álgido de la crisis financiera de 2001–2002, ofreció su “solidaridad” y ayuda económica. “A nuestro juicio”, dijo Kirchner, “quien tendría que cumplir ese rol en la región no lo cumple. Entonces evidentemente tenemos que tratar de generar otros canales”.

Durante una conferencia de prensa conjunta que sostuvo con el jefe del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, Kirchner habló a nombre del Club de Presidentes: “Los distintos presidentes de Latinoamérica, el presidente Lula, el Presidente de Venezuela, el de Bolivia, el Presidente de Chile, en todas las conversaciones que hemos tenido, expresaron siempre palabras de reconocimiento hacia España y hacia el señor Presidente. . . Nosotros le queremos dar en nombre de todos ellos ese agradecimiento”.