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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 13

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Internacional

 

Documentation: LaRouche en Berlín:

Enfrentamos una crisis sin paralelo

por Rainer Apel

Si Franklin D. Roosevelt hubiera vivido más allá de 1945, su plan original de un sistema mundial de desarrollo económico y social para la posguerra se habría hecho realidad. Ese diseño de Bretton Woods que Roosevelt acordó con China y la Unión Soviética en 1944, hubiera remplazado las estructuras coloniales de la alianza angloholandesa y la sinarquía francesa que habían llevado a dos guerras mundiales y otras catástrofes internacionales. La revitalización de este impulso rooseveltiano hoy, en el marco de un Nuevo Bretton Woods, es lo que sacará al mundo de su crisis sin paralelo en la historia. El enemigo que Roosevelt enfrentó es el mismo que encara hoy la tradición rooseveltiana, cuyo principal catalizador es el movimiento de LaRouche. Hoy tenemos que derrotar de una vez por todas a los enemigos de Roosevelt.

Ése fue uno de los mensajes decisivos que comunicó Lyndon LaRouche en el seminario realizado el 27 de junio en Berlín, Alemania, con los auspicios de EIR. Los comentarios de LaRouche encendieron un animado diálogo con el público, conformado por cerca de 40 activistas larouchistas de Alemania, Dinamarca, Estados Unidos y Francia, y 70 invitados de unos 20 países, entre ellos importantes políticos retirados, de Polonia, la República Checa y Eslovaquia, así como científicos de Rusia y de los antedichos países, algunos de los cuales presentaron ponencias o participaron en las deliberaciones en el seminario. También participó el coro del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM).

Naturalmente, el asunto de cómo debía ser el nuevo sistema financiero estuvo en el centro del debate, pero LaRouche insistió en su discurso que el problema no podía resolverse en un sentido técnico estricto, sin un entendimiento correcto de la dinámica histórico–cultural que creó los dos bandos del conflicto entre el Roosevelt proindustrial y los sinarquistas monetaristas. Un problema difícil de entender es la intervención de la fuerza política y bancaria de EU, reclutada por la oligarquía europea a través del movimiento sinarquista, que emergió de la alianza angloholandesa, con un aporte francooligárquico significativo, tras el tratado de París de 1763.

La cosmovisión del sinarquismo que allanó el camino para el posterior fascismo del siglo 20, es que el hombre es perverso, nada diferente de una bestia; que se requiere una oligarquía, o mejor aun, un emperador, para sujetar al hombre. Ésa es una perspectiva directamente opuesta a la imagen del hombre desarrollada por la tendencia humanista republicana desde Platón hasta la Revolución Americana, el Nuevo Trato rooseveltiano y el movimiento de LaRouche hoy.

En varios momentos de la deliberación, LaRouche abundó sobre el tema de que el hombre es fundamentalmente bueno y tiene el potencial creativo para resolver cualquier problema, y que el problema es sobre todo una oligarquía financiera que corrompe y suprime ese potencial. El Nuevo Bretton Woods, dijo, sólo funcionará de fundarse en una noción positiva del potencial del hombre; el principio rector para la reorganización de la economía mundial y el desarrollo científico–cultural ha de ser el que estableció el tratado de Westfalia en 1648, el cual puso fin a la guerra de los Treinta Años: que cada nación debe procurar la “ventaja del prójimo”. O, para usar el ejemplo del empobrecido sur de África, debe otorgársele crédito generoso a largo plazo para su desarrollo, en vez de pensar en cobrar la deuda.

La influencia de la facción sinarquista en la política de EU, y notablemente la de Félix Rohatyn sobre los demócratas, viene en línea directa de la facción de intereses bancarios sinarquistas de Lazard Frères y el Banque Worms, a quienes Roosevelt estuvo a punto de derrotar, pero que recuperó influencia a la muerte inoportuna de éste. La facción de Rohatyn es enemiga de la humanidad, tanto como lo es de EU y de LaRouche en particular. El ecologismo radical verde de Alemania representa otra faceta del mismo mal, añadió LaRouche.

El profesor Clifford Kiracofe, ex funcionario de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, y Jeffrey Steinberg, dirigente veterano del equipo de inteligencia del movimiento de LaRouche, hablaron del sinarquismo. Hubo quien en Wall Street apoyó el surgimiento del fascismo en Europa; también urdieron un golpe de Estado contra Roosevelt en 1934, que por fortuna fue aplastado, dijo Kiracofe, pero la oposición al Nuevo Trato y a la política exterior de Roosevelt siguió siendo un problema.

La desintegración económica mundial

El profesor Wilhelm Hankel, un destacado economista alemán y viejo conocido de LaRouche, Thorsten Schulte, un joven banquero de inversiones alemán, y algunos oradores de Rusia y Europa Oriental hablaron de la actual crisis económico–financiera mundial.

Hankel dijo que la anarquía y brutalidad del enfermizo sistema económico–financiero mundial presente era el problema más grande, y que podía arreglarse mediante un acuerdo internacional que respetara la soberanía de las naciones.

LaRouche equiparó la política oficial de devaluar el dólar 20% con la idiotez de los banqueros Bardi y Perruzzi, quienes desencadenaron el derrumbe de mediados del siglo 14 y la posterior Nueva Era de Tinieblas. Lo que necesitamos más bien, dijo, es que el Gobierno estadounidense intervenga contra la especulación con inversiones y acuerdos comerciales a más de 25 años, para sacar a EU y al resto de la economía mundial de la crisis. Los sucesos más recientes en las relaciones de Alemania con Rusia y otros miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) son un paso en la dirección correcta, pero sólo funcionará si EU se incorpora con una orientación mundial diferente.

El coro del LYM canta el 27 de junio en una de las sesiones del seminario de EIR en Berlín, en el que el orador principal fue Lyndon LaRouche. (Foto: James Rea/EIRNS).

El profesor Stanislav Menchikov de Rusia repasó en detalle el desarrollo de la OCS, la reafirmación económica de Rusia en contra de la globalización (el fortalecimiento de las inversiones y de la moneda nacional), y su creciente reconocimiento de la necesidad de una reforma al sistema monetario internacional. Konstantin Cheremnij, otro viejo conocido de LaRouche al igual que Menchikov, puso de relieve la referencia que hizo el presidente ruso Vladimir Putin el 10 de mayo a las políticas de Franklin D. Roosevelt.

También hicieron aportes a este cuadro económico mundial el profesor Zbigniew Kwiczak de Polonia, el parlamentario Stanislav Fischer y el profesor Iván Carnogursky de la República Checa, y el profesor Andréi Kobyakov de la Universidad Estatal de Moscú, todos conocedores y simpatizantes de las ideas de LaRouche. Carnogursky habló del reto de reclutar a Polonia, hasta ahora un país renuente, para que adopte un papel activo y constructivo de cooperación con sus vecinas Alemania y Rusia, pues de otro modo obstaculizará el concepto del Puente Terrestre Eurasiático de LaRouche.

La labor organizativa del LYM

Helga Zepp–LaRouche, presidenta del Movimiento de Derechos Civiles Solidaridad de Alemania (BüSo), y Jacques Cheminade, candidato larouchista a la Presidencia de Francia para la elección del 2007, hablaron del papel del movimiento larouchista como catalizador del cambio en Europa.

Ahora que la canciller alemana Ángela Merkel admitió hace poco la insolvencia del sistema económico del país, dijo Zepp–LaRouche, ha quedado claro que las políticas de los últimos 16 años, desde la reunificación, han fracasado. Y cuando John Kornblum, el presidente de la sucursal bancaria alemana de Lazard y ex embajador de EU en Alemania, recomendó hace poco que Berlín adoptara el “modelo Boston” de desindustrialización, sacó a relucir la emergencia de la vieja perversidad sinarquista de Lazard en Alemania.

Esto es lo que combate el BüSo, cuyo principal candidato para la elección de septiembre en Berlín es Daniel Buchmann del LYM, quien aboga por la reindustrialización de Alemania y adversa los planes neofeudales de los sinarquistas. Buchmann presentó su campaña como la de alguien que dice las cosas que nadie más se atreve a decir.

Cheminade presentó un panorama de cómo los 14 años de gobierno del presidente François Mitterrand y los otros 12 del presidente Jacques Chirac destruyeron el potencial industrial de Francia. El antídoto para esto es reconstruir la alianza entre Francia y Alemania, en cooperación con la corriente rooseveltiana en EU, dijo. En este proceso, el Movimiento de Juventudes Larouchistas es un factor que está cobrando cada vez más peso en la política internacional.

Para efectuar semejante cambio revolucionario, LaRouche insistió en varias ocasiones en el transcurso del seminario, que hay que atacar el problema de las opiniones contrarias al progreso que tiene la generación del 68, porque son las que están arruinando el futuro de la juventud. A los sesentiocheros no les importan los jóvenes, sino sólo ellos mismos y sus nichos de comodidad, dijo LaRouche.