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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 13

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Radio argentina entrevista a LaRouche:

‘Requerimos una removilización moral del planeta’

Lyndon LaRouche fue entrevistado el 19 de julio por Radio FM Cultura de Córdoba, Argentina, la víspera de la reunión cumbre de jefes de Estado del Mercosur (Mercado Común del Sur), que tuvo lugar en esa ciudad el 20 y 21 de julio. A continuación reproducimos su intercambio —adaptado para su publicación— con el entrevistador Héctor Gómez.

Gómez: Le damos la palabra a este amigo de Argentina, Lyndon LaRouche, y, por supuesto, lo estoy saludando. Buenos días.

LaRouche: Muy buenos días. Muchas gracias.

Gómez: Quisiéramos preguntarle al amigo Lyndon LaRouche, ¿cómo observa él en este momento la evolución universal, este encuentro del Mercosur en la república argentina, y en especial en la ciudad de Córdoba?

LaRouche: Bueno, es sumamente importante que tengamos un proceso que, esperemos, sea de continua cooperación entre los Estados de Sudamérica, lo cual le dará a las naciones sudamericanas el modo de negociar condiciones con respecto a Norteamérica y otras partes del mundo. Esto es algo por lo que he estado trabajando en esta dirección desde el período de la guerra de las Malvinas, cuando propuse lo que se llamó Operación Juárez, que es una reorganización de las deudas financieras del Hemisferio, a fin de fomentar créditos de largo plazo para la construcción de infrastructura. Apoyo sobremanera el éxito del Mercosur.

Gómez: Inmediatamente, quisiera que el amigo Lyndon LaRouche nos comente, ¿cómo se observa la crisis —que está muy reconocida— del sistema financiero, por lo menos en Occidente?

LaRouche: El sistema financiero internacional en su totalidad está quebrado sin remedio. Vemos una combinación de hiperinflación de los productos primarios y también desplomes en todos los aspectos de la economía. En Europa, como en Estados Unidos, lo que estamos viendo es un grado de desplome de la industria comparable a lo que Sudamérica vivió en el período posterior a 1972. De aquí a poco tendrá que tomarse una decisión sobre si entramos a la peor crisis desde la Edad Media de la Europa del siglo 14, o si podemos tomar una región como las Américas y hacerla cooperar con una perspectiva de desarrollo eurasiático, y aprovechar las organizaciones regionales de los Estados nacionales soberanos y su crédito mutuo para el desarrollo del planeta entero; algo parecido a lo que hizo Franklin Delano Roosevelt con el sistema de Bretton Woods, pero con una situación más acelerada, una crisis más avanzada.

Gómez: Es importante para los argentinos y para los cordobeses en este tiempo previo al inicio formal de la cumbre, imaginarse cómo es la posibilidad de la unión de América desde Alaska a Tierra del Fuego, teniendo como antecedente aquella propuesta muy bien recordada por los argentinos, como fue la Alianza para el Progreso de John Kennedy.

LaRouche: Eso es posible. Implica un cambio de política del Gobierno de EU. Creo que la crisis tiene dos aspectos. Primero, tenemos que deshacernos de las políticas actuales del gobierno. Son destructivas para otros países, son destructivas para EU. Tenemos que retomar la orientación de Roosevelt, tal y como pretendió hacerlo el presidente Kennedy. En esas condiciones, y con un aumento rápido de la fuerza nuclear y las tecnologías en general, como en el caso de Argentina, en la parte sur de Argentina, que es una región de gran expansión potencial, lo cual significa grandes riquezas para todo el continente —tienes los ríos, los recursos minerales, todo lo necesario para una gran expansión—, eso sería un eje, con las políticas vigentes del Gobierno de Argentina, para ayudar a toda Sudamérica a movilizarse en torno a la clase de cooperación que pienso que representa el Mercosur.

Gómez: Nosotros contamos en nuestro acontecimiento diario como programa de análisis, con la cooperación de un columnista calificado, que es Adrián Salbuchi, que es consultor y empresario, quien es aparte autor de varios libros vinculados a esta discusión sobre el Estado nacional soberano y el sistema financiero. Y quiero invitarlo a él a que dialogue con nuestro amigo Lyndon LaRouche.

LaRouche: Muy bien.

Salbuchi: Buenos días, señor LaRouche. Sólo tengo dos preguntas que quisiera hacerle: ¿cuándo el señor LaRouche prevé que podría venir el anunciado colapso de la divisa estadounidense como moneda mundial? Y, ¿qué debieran hacer los países del Mercosur para prepararse para este shock?

LaRouche: La pregunta es, en cierto sentido, técnica, porque lo que esto implica es un cambio de principio, como los principios constitucionales de cooperación, para el sistema actual, lo cual es un cambio muy radical, pero necesario. Recuerden que el presente sistema monetario–financiero internacional no sólo está en bancarrota, sino que está más quebrado que lo que ocurrió en los 1920 y 1930.

El uso de derivados financieros bajo la conducción del ex presidente de la Reserva Federal estadounidense [Alan Greenspan] ha creado, de hecho, un crecimiento hiperinflacionario de la deuda, contrayendo al mismo tiempo el nivel productivo efectivo de la economía. En consecuencia, los sistemas financieros tanto de Europa como de EU están quebrados sin remedio, lo cual quiere decir que tenemos que crear, en virtud de la cooperación de gobiernos soberanos. . . En cierto sentido, el ejemplo sería —digo yo— que el Gobierno de EU tiene que intervenir ahora al sistema de la Reserva Federal para su reorganización. Lo mismo es válido para Europa Central y Occidental. Estos sistemas están irremediablemente quebrados. Ninguna recuperación funcionará en las condiciones y términos de acuerdo actuales.

Así, la solución es que los gobiernos, los gobiernos soberanos, sometan al sistema monetario internacional entero a una reorganización por bancarrota y lo organicen con la cooperación de gobiernos soberanos. Esto significa la creación de crédito a gran escala con 25 a 50 años de extensión; significa tasas de interés de, máximo, 1 a 2%; y significa acuerdos arancelarios de largo plaza entre los países.

Un ejemplo de esto que se aplica a Sudamérica, y Norteamérica también, es que tenemos ahora una cooperación de largo plazo en la formación de capital, es decir, de capital físico, entre Alemania, Rusia y la Organización de Cooperación de Shanghai. La tendencia será que estos países cooperen de manera natural, por las vastas necesidades de materias primas, por ejemplo, de poblaciones tales como las de China e India.

Tenemos una situación algo parecida en Sudamérica. Existen recursos naturales tremendos. Éstos tienen que convertirse en el motor de un gran crecimiento. Y en este caso el Mercosur es obviamente un vehículo piloto para negociar algunos de estos acuerdos comerciales de largo plazo, porque, si fijamos la vista en el hecho de que la mayor parte de las inversiones de largo plazo son a entre 25 y 50 años, y que se hacen en razón de la inversión de largo plazo en infraestructura y en el desarrollo de los recursos naturales, cerca de 50% de la economía va a estar en ese terreno. Y las economías que compartan el desarrollo de los recursos naturales contarán con una complementariedad natural, que equivale al interés común del grupo de naciones.

Entonces, yo creo que si tomamos las dos situaciones —a Eurasia y las Américas, y a Sudamérica como una parte especial de las Américas—, éstas son las piedras angulares de la civilización futura para los próximos 50 años. Esto requiere cierta comprensión, requiere pensar de forma nueva. Pero, desde mi óptica, la situación y las oportunidades son absolutamente claras. Todo lo que se necesita es la voluntad política para lograrlo.

Salbuchi: Gracias. Déjeme hacerle nada más otra pregunta, tal vez una última pregunta: considerando la situación volátil que hoy existe en el Medio Oriente, ¿cuál es su visión respecto de la inminente iniciación de una cuarta bolsa del petróleo por Irán, que no se llevaría a cabo en dólares, sino en otras monedas? Y, ¿qué pasaría si simultáneamente China, que es potencial aliado de Irán, dispusiese que sus enormes reservas en dólares pasaran a ser en otra moneda, lo cual sería un ataque contra el dólar?

LaRouche: En realidad no tenemos un problema del Oriente Medio. Tenemos una situación mundial que se refleja de modo especial en el Oriente Medio. No son los israelíes los que están dictando la política actual del Gobierno israelí. Este ímpetu, todo este ímpetu planetario, proviene de un grupo de intereses financieros que a nivel mundial se conoce como la internacional sinarquista. Por ejemplo, la piedra angular de esto son los sinarquistas franceses, los intereses holandeses asociados con los intereses petroleros ahí, y los intereses británicos que representa el Bank of Scotland, del que el Banco Santander, por ejemplo, no es sino un agente.

Estos banqueros están buscando una crisis. Ellos están al mando ahora. En gran medida controlan a los gobiernos, y están causando adrede un caos y una potencial guerra mundial ahora mismo. Es obvio que un cambio en la proporción entre el valor de la moneda china y el dólar podría disparar el desplome inmediato del sistema financiero internacional.

El control del mercado petrolero mundial desde la zona de Irán es imposible. Eso es un mito. Nunca podría funcionar.

Salbuchi: Ya que estamos hablando del tema del petróleo, ¿cómo ve un comentario, una información que circula insistentemente acá, de que la privatización de YPS [Yacimientos Petrolíferos Fiscales] a favor de Repsol en los años 1990 por el ex presidente Menem en definitiva no fue más que una transferencia del petróleo argentino a intereses británicos, por cuanto Repsol sorprendentemente aparece como una empresa petrolera en los años 1980 y 1990 de España, cuando España no tiene petróleo, y que en rigor de verdad no sería más que una fachada, una fachada o un testaferro de los intereses británicos petroleros, particularmente de la British Petroleum?

LaRouche: Yo puedo responder eso con precisión. Si ves los bancos españoles, que están funcionando como depredadores en gran parte de Sudamérica, como el Bilbao [Vizcaya] y el Santander, son simples mandaderos del Bank of Scotland británico. Ése es el banco de la monarquía británica. La monarquía británica y el Bank of Scotland están ligados a los intereses holandeses; entonces están vinculados a los bancos sinarquistas en Francia, como lo ejemplifica el caso de Félix Rohatyn en EU. Es el mismo eje que controlaba a Hitler, exactamente el mismo aparato financiero.

Hitler despareció. Lo usaron y lo descartaron, pero el monstruo que lo usó sigue vivo.

Su objetivo es lo que se llama la globalización: desnacionalizar todos los activos de recursos naturales clave, desnacionalizar todas las industrias de tecnología de punta, y crear un consorcio financiero internacional que, de hecho, gobierne al mundo. La guerra de las Malvinas fue consecuencia de una pelea mediante la cual los británicos iban al menos a robar o consolidar los intereses petroleros de lo que entonces era territorio argentino en disputa. Pero eso era nada más un reflejo de la política más amplia.

Así que este tema del control soberano que tienen las naciones sobre sus recursos naturales, es un principio que se tiene que restablecer. Al mismo tiempo, tenemos que reconocer que el petróleo tiene un futuro limitado como fuente de fuerza para este mundo. Está escaseando cada vez más, cuesta más en términos físicos. Y ahora tenemos que virar hacia una era nuclear, en cuanto a energía, en la que el petróleo tenderá más y más a ser un insumo químico.

Uno puede ver eso en México, por ejemplo. México produce menos petróleo que con el antiguo Gobierno de López Portillo. La producción de petróleo podría reestablecerse en cosa de cinco a siete años, pero eso sólo sería un período de transición. Es la fuerza nuclear de la que depende el futuro de la humanidad.

Salbuchi: Coincidimos, y es muy interesante lo que está diciendo, desde luego. Y coincidimos en que, aunque los Estados nacionales tienen el poder, por encima de los Estados nacionales hay instancias financieras, e industriales y económicas. Y ahí está realmente todo el show de la globalización y del nuevo orden mundial. ¿Coincide en que la instancia de planificación de todo este nuevo orden mundial se haga en organizaciones como el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York, el Instituto Real de Relaciones Internacionales de Londres, la Comisión Trilateral de David Rockefeller y, muy importante, el grupo Bilderberg, que se acaba de reunir en Canadá hace pocas semanas?

LaRouche: Algunas de estas organizaciones son simplemente periféricas, en el sentido de que representan foros para cierta clase de discusiones, donde se debate la política y a través de las cuales el aparato de propaganda funciona para difundir lo que recomiendan que deben hacer los gobiernos. El grupo Bilderberg es una organización mucho más significativa. La organización Bilderberger fue fundada cuando los sinarquistas franceses establecieron una alianza con Deterding y compañía en los terrenos de la Royal Dutch Shell; y esto, por supuesto, estaba vinculado al Royal Bank of Scotland, que controla al Santander, el cual ha violado a parte de Sudamérica. El grupo Bilderberg no es precisamente un grupo de control, pero sí es muy importante, porque representa a ese nazi del príncipe Bernardo de los Países Bajos y al príncipe Felipe de la familia real británica.

Esto es significativo, porque es un medio para reunir a instituciones financieras que representan a los intereses financieros más poderosos y más depredadores del mundo. Y, en este momento, esa combinación es el núcleo de los enemigos de la humanidad.

Gómez: Finalmente, quisiéramos que este amigo de la unidad de América, de los Estados nacionales y de Argentina, nos dejara un especial mensaje, no solamente para nuestra audiencia que lo está escuchando, sino para la reproducción de este mensaje en distintos ámbitos, que vamos a llevar en los aledaños de esta cumbre de presidentes del Mercosur.

LaRouche: Sí. Estamos pasando por el período más peligroso desde el siglo 14, desde la Nueva Era de Tinieblas. No obstante todas las cosas horribles que han pasado desde entonces, nada se compara, excepto eso, con lo que enfrentamos hoy. La intención es someter a la población mundial al control de banqueros, no de gobiernos, de forma muy parecida a lo que ocurrió entre los siglos 10 y 14 con los banqueros venecianos. Conozco muy bien estos problemas, porque estos tipos son mis enemigos personales, ¡y yo lo soy de ellos!

Ahora estamos en un momento en el que todo el sistema está por reventar. Entonces, lo que se necesita son dos cosas: la unidad de los patriotas de diversos países para afirmar el poder del gobierno soberano por encima de los banqueros —no nos vamos a comer a los banqueros, probablemente no son muy sabrosos que digamos, pero tienen que aceptar las órdenes de los gobiernos—, y tenemos que crear un sistema monetario–financiero internacional que sea efectivamente como el del viejo Bretton Woods, pero con más acento en la banca nacional y menos en los llamados bancos centrales independientes.

También requerimos una removilización moral del planeta. Al 80% de la población de menores ingresos de las Américas y Europa lo han privado de buena parte de la soberanía que antaño tenía. Lo tratan cada vez más como si fueran campesinos. No se le consulta. Y, por tanto, tenemos que fortalecer el proceso de desarrollo en y entre las naciones, no sólo a favor del progreso físico, sino también para afirmar el desarrollo mental y moral de los pueblos, de su soberanía en relación con sus propios gobiernos. Ellos tienen que ver el gobierno como algo propio que representa su personalidad, sus esperanzas, sus aspiraciones.

Por consiguiente, las grandes obras de desarrollo, entre ellas las obras de desarrollo transfronterizo, tienen que avanzar con la idea de regresarle el poder al gobierno, pero dándole a su propio pueblo, no a potencias financieras extrajneras, el poder sobre los gobiernos. Tenemos que reanimar la moral del planeta.

Me alegra decir que en los dos últimos años he visto darse pasos en esa dirección en la cooperación en Sudamérica. Él proceso es muy alentador. Tenemos algo parecido en Asia, aunque diferente, con la Organización de Cooperación de Shanghai y su extensión, a través de Rusia, hacia Alemania.

Tenemos que hacer que estas tendencias sean pronto las tendencies de todo el planeta.

Gómez: Agradecemos inmensamente esta comunicación, este esfuerzo que el amigo Lyndon LaRouche le ha brindado a los cordobeses, a los oyentes de este Hemisferio. Y desde ya que lo despido con una afirmación, con la que también tuve la oportunidad de despedirlo en otro diálogo de esta naturaleza, diciéndole al amigo Lyndon LaRouche, amigo de Argentina y amigo de esta América, que Dios salve a América.