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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 16

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‘Los larouchistas leen y cantan’

“Los larouchistas son muy activos. Son raros: ¡leen y cantan!” Ésa es la apreciación que tienen de los activistas del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) las miles de personas acampadas en el Zócalo, y las cientos de miles más que se reúnen ahí los fines de semana, en defensa del voto del pueblo de México en las recientes elecciones presidenciales.

Para los partidarios del candidato Andrés Manuel López Obrador es obvio que lo que ofrece el LYM es algo distinto a la práctica política acostumbrada. Por ejemplo, los ensayos del coro del LYM son toda una sensación. Según informa la maestra del coro, Angélica Ramírez, la gente llega, escucha con atención y luego aplaude. Por sus rostros, dice, es claro que no puede creer que el “Peje” —que es el mote de López Obrador— cuente entre sus partidarios con gente que cante el Ave Vérum de Mozart. Los del LYM también han estado dando clases de historia, literatura y filosofía, y demostraciones de geometría en torno al monumento a Benito Juárez. No hace mucho, cuando se le acabaron las pilas al megáfono durante una lectura de poesías, fueron invitados a continuar por los de una carpa vecina, que tenía más asientos y un mejor sistema de sonido. Ahí surgió una acalorada discusión cuando los del LYM empezaron a leer en voz alta las “Cartas sobre la educación estética del hombre”, de Federico Schiller, que se extendió hasta la madrugada, y a la que se sumó gente de campamentos vecinos, a pesar de que caía una lluvia intensa. Un psicólogo, que se quedó hasta el final, comentó con entusiasmo que nunca antes había oído hablar de Schiller, pero que planteaba algo bello: ¡las ideas pueden cambiar la historia!

Todos los días los del LYM también leen Don Quijote en voz alta, e invitan a otros a leer con ellos.

A mediados de agosto dos de los jóvenes fueron invitados a dar una conferencia ante 120 personas, sobre “¿Quién gobernará, la delincuencia o la razón?”, la presentación partió de la cuestión filosófica de la diferencia entre el hombre y la bestia, para continuar con el asunto central del derrumbe económico internacional en proceso.

Poco antes, Rubén Cota Meza, un sesentiochero dirigente del movimiento de LaRouche en la Ciudad de México, fue a visitar el campamento del LYM, y los jóvenes de una vez lo reclutaron para que diera una clase sobre Juárez. Apenas anunciaron por el megáfono que la clase empezaría en algunos minutos, llegaron de 15 a 20 personas. Cota explicó lo decisivo que fue el que Juárez declarara una moratoria a la deuda, y lo que eso representa para la situación actual.

Otro día, la prensa acudió a entrevistar a un grupo del LYM de Monterrey que marchaba con una manta que instaba a López Obrador a seguir el ejemplo del presidente Néstor Kirchner y los sabios consejos de Lyndon LaRouche, y a abordar la crisis económica. Entre los reporteros que los entrevistaron hubo de Excélsior, ABC, Telesur y un medio de Los Ángeles, California. Anteriormente, los jóvenes se toparon con el propio López Obrador y le entregaron un “mensaje fraterno del movimiento larouchista internacional”, que incluía un informe conciso de cómo el ex presidente mexicano José López Portillo y Lyndon LaRouche tuvieron la razón desde un principio, cuando en 1982 trataron de poner en práctica la propuesta de LaRouche, “Operación Juárez”, de integrar la economía física de los países de América y detonar la “bomba de la deuda” contra el neoliberalismo del FMI. El mensaje recalca que hay que derrotar a los sinarquistas en México y a sus compinches internacionales como Félix Rohatyn, infiltrado en el Partido Demócrata de Estados Unidos, quienes pretenden sembrar el caos y provocar la represión para imponer una dictadura.

Al concluir un discurso durante una de sus concentraciones, López Obrador, quien habla cada vez más sobre la necesidad de lograr la justicia económica, apuntó a una pancarta que portaban los del LYM, y que rezaba “Moratoria a la deuda. Nuevo Bretton Woods de LaRouche”, y luego se llevó la mano al ojo como diciendo “Ya la ví”.

El otro mensaje que los jóvenes del LYM han difundido por todas partes es el que mandó Amelia Boyton Robinson, la nonagenaria heroína del movimiento de derechos civiles de Estados Unidos y colaboradora de Martin Luther King (ver pág. 8).

Tal es la fama de los del LYM, que cuando se apersonaron ante la Secretaría de Hacienda para una de las jornadas de resistencia, la policía antimotines los saludó amistosamente con un: “¡Hola, larouchistas!”