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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 17

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¿Es México una nación o un campo de saqueo privado?

por Nancy Spannaus

En la secuela de la obstrucción sin precedente al informe a la nación que debía pronunciar el presidente saliente Vicente Fox el 1 de septiembre, y del fallo del Tribunal Federal Electoral con el que confirmó la elección fraudulenta de Felipe Calderón como presidente, la crisis institucional mexicana está definiéndose en torno a la cuestión medular de la política económica. Fue nada menos que Fox, en su propio informe a la nación, quien soltó la sopa, al revelar en su apéndice estadístico que, en los seis años de su presidencia, los fondos públicos destinados al rescate en marcha del sector bancario privado del país, mismo que está en manos extranjeras, representaron casi tres veces lo que se invirtió en la industria del petróleo, de la que depende el grueso del ingreso nacional.

Este reconocimiento de Fox se ocultó en un lío de cifras, pero lo que revela es fundamental para entender lo que está en juego en la situación de poder dual que se desenvuelve en México. Los documentos oficiales que presenta el Gobierno de Fox sacan a relucir, año por año, un subfinanciamiento de la empresa paraestatal petrolera Pemex, como parte de un plan para quebrarla en preparación para su privatización. Es este plan el que los banqueros sinarquistas internacionales a los que encubre el candidato panista Calderón están empeñados en realizar, en su intento desesperado por “solucionar” la crisis de desintegración financiera mundial mediante un saqueo que los gobiernos nacionales soberanos no puedan frenar.

Es por eso que los banqueros internacionales que parten el queso se han mantenido firmes en que no pueden permitir que se reconozca la victoria del legítimo ganador de la elección presidencial mexicana, Andrés Manuel López Obrador del Partido de la Revolución Democrática (PRD). El Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) lo planteó sin ambages en una declaración que emitió el 1 de septiembre, en la que citan la evaluación de Lyndon LaRouche: “Estos banqueros internacionales están decididos a saquear al Hemisferio entero, y quieren hacer de México un ejemplo horrible, para lograr sus objetivos en los países al sur de México. Ése es el motivo estratégico” (ver pág. 39).

Como ha recalcado sin cejar López Obrador, y del modo que lo hizo de nuevo en su declaración oficial, de la que presentamos algunos extractos aquí, su compromiso es con un gobierno dedicado al bienestar general. El hecho de que López Obrador esté decidido a seguir peleando en cumplimiento de ese compromiso, plantea el potencial de derrotar la presente injusticia.

Cómo pensar fuera de la pecera

Pero, ¿cómo darle vuelta a la tortilla?, fue la pregunta que le hicieron a LaRouche los miembros del LYM que han estado organizando sin descanso en los campamentos de López Obrador en el centro de la Ciudad de México en el último mes y medio, durante una digiconferencia internacional que dio el 6 de septiembre.

La clave para resolver esto, respondió LaRouche, está en la política económica, en particular en Estados Unidos. Si no hay desarrollo económico en México, y EU pasa por una crisis económica que también equivaldría a una crisis social, entonces las condiciones del pueblo a ambos lados de la frontera crearán un riesgo de seguridad nacional incontrolable para las dos naciones. Esto también es paradigmático de la situación mundial.

De modo que LaRouche preguntó: “¿Qué podemos hacer al respecto? Bueno, yo digo que tenemos que botar tanto a Cheney como a Bush, pero ya. . . ¡Tenemos que hacerlo! Verán, ha llegado el momento en que no podemos regatear y resolver un problema en los términos dados. A veces tienes que salirte de la definición del problema y cambiarlo, en vez de tratar de resolverlo. En este caso, si no podemos resolver el problema, entonces no estamos dispuestos a hacerlo, no podemos sacarlo adelante, ¡puede que tengamos una situación absolutamente desesperada! Ya antes se han ido civilizaciones al infierno, y ésta también puede hacerlo. Estamos al borde de eso. Estamos al borde de eso si no hacemos algo al respecto. ¡Tenemos que sacar de ahí a Bush y Cheney, ya! Debe enjuiciárseles de inmediato. Y cualquier demócrata o repúblicano que no haga esto es un idiota”.

El atolladero

Entre tanto, el equilibrio de poder en México continúa totalmente irresuelto.

El mejor ejemplo del hecho de que el nuevo gobierno ilegítimo no podrá gobernar sin efectuar actos suicidas de represión, quedó de manifiesto la noche del informe a la nación el 1 de septiembre. Las autoridades, que ya habían militarizado el Congreso, esperaban que López Obrador llevara a decenas de miles —si no es que más— de sus seguidores al Congreso a protestar, o que de algún otro modo trataría de impedir que Fox pronunciara su discurso. En cambio, López Obrador declaró poco antes esa tarde que no habría marchas.

Tildando de fascistas a sus oponentes, dijo: “Tenemos que cuidarnos, no caer en ninguna provocación. Nosotros somos los que tenemos que decidir cuándo vamos a tomar las decisiones, no nos van a poner ellos sus condiciones, no vamos a caer en ninguna trampa”.

En cambio, diez minutos antes de la hora en que el Presidente debía pronunciar su discurso en el Congreso, los congresistas del PRD y sus aliados de otros partidos menores subieron al estrado, y anunciaron que permanecerían allí hasta que se retirara a los soldados de dentro y fuera del Congreso. Cantaron el himno nacional, corearon consignas y se mantuvieron firmes.

El presidente Fox, que ya iba de camino cuando le avisaron lo que había ocurrido, llegó para verse en un callejón sin salida. En un corredor afuera del pleno del Congreso, simplemente le entregó su discurso escrito a un puñado de diputados y senadores de su partido, el PAN (Partido Acción Nacional), y se regresó a su casa. En el Zócalo, la plaza principal de la Ciudad de México, donde los simpatizantes de López Obrador han estado acampando, no se hicieron esperar los vivas de la multitud, que veía todo en pantallas gigantes.

Si Fox no puede dirigirse al Congreso, ¿podrá Calderón, a quien se declaró “ganador” el 5 de septiembre, realmente gobernar? Eso lo determinará lo que suceda fuera de México, así como en su capital.

La Convención Nacional Democrática

Al momento de escribirse estas líneas, la tensión iba en aumento en dirección al siguiente punto de inflexión en esta batalla: la convocatoria a una Convención Nacional Democrática en el Zócalo para el 16 de septiembre. López Obrador está llamando a esta asamblea para organizar y formar un gobierno alterno que, a diferencia del de Calderón, se dedique a proteger el bienestar general. En general se espera que el llamado reúna a más de un millón de mexicanos.

De hecho, la propuesta de López Obrador de establecer una presidencia alterna legítima no es nueva en la historia de México. Como el presidente del PRD en el Distrito Federal, Martí Batres, le recordó a los reunidos en el Zócalo el 29 de agosto, México ya tuvo antes “un usurpador en el palacio y un presidente legítimo en las calles”, específicamente en el período en el que los traidores monarquistas mexicanos reconocieron a Maximiliano, a quien impusieron las tropas francesas en 1863, como Emperador de México. “La presidencia estaba donde estaba Benito Juárez”, dijo Batres. “La presidencia viajaba por el país con Benito Juárez, mientras los usurpadores ocupaban las oficinas, ocupaban el palacio presidencial”. Juárez rechazó la amnistía que le ofrecía Maximiliano.

El mismo día que el Tribunal Federal Electoral declaró fraudulentamente al querido de los sinarquistas, Felipe Calderón, “Presidente de México”, el 1 de septiembre, López Obrador convocó a una convención nacional democrática para el 16, el Día de la Independencia de México, para continuar la lucha pacífica. (Foto: sitio electrónico de Andrés Manuel López Obrador).

Por fin, años después, Juárez recuperó la posición que con justicia le correspondía como presidente de una nación soberana, en un proceso que no fue ajeno al éxito que tuvo el Partido Republicano del presidente estadounidense Abraham Lincoln en restaurar la soberanía de Estados Unidos de América.

Esta alianza histórica entre EU y México, que resonó en la que forjaron Lyndon LaRouche y el presidente mexicano José López Portillo en 1982, ha sido algo que el pequeño, pero sumamente influyente grupo del LYM ha venido machacando durante esta crisis mexicana. El LYM ha encontrado una apertura excepcional a los principios de la historia, la ciencia y la cultura clásica, como la que con frecuencia se encuentra en un período de huelga de masas, cuando el destino de una nación pende de un hilo. Pero los patriotas mexicanos no pueden ganar esta guerra solos. Para alcanzar la victoria, las fuerzas patriotas, en especial en EU, tendrán que actuar para destruir los planes de saqueo de los banqueros sinarquistas, de una vez por todas.

Documentación

A continuación reproducimos extractos de un discurso que dirigió el contendiente presidencial mexicano Andrés Manuel López Obrador a sus simpatizantes en el Zócalo de la Ciudad de México, el 5 de septiembre.

Amigas, amigos: en este día aciago, difícil para la democracia en México, pero que al mismo tiempo permite iniciar una etapa nueva. . . quiero decir a ustedes que nunca voy a dejar de luchar por mis ideales y por mis convicciones.

Nunca voy a dejar de luchar por una nueva economía, por una nueva forma de hacer política y por una nueva convivencia social, más justa y más humanitaria.

Nunca, les digo a ustedes, me comprometo con ustedes, voy a aceptar la política tradicional: ésa donde todos los intereses cuentan, menos el interés del pueblo.

Nunca, les digo a ustedes, voy a transar con el hampa de la política ni con los delincuentes de cuello blanco.

Nunca voy a doblegarme ante los clasistas, racistas, fascistas, que hipócritamente aparentaban ser gente de buena voluntad.

Nunca voy a dejar de apoyar y de proteger a la gente humilde, a los humillados, a los desposeídos y a los pobres de México.

Y nunca, jamás, voy a traicionar al pueblo de México.

Vamos a continuar en esta lucha con mucha dignidad y con los principios por delante.

Ésta es mi declaración ante la resolución del Tribunal del día de hoy.

Los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se sometieron, no tuvieron el arrojo, la dignidad, el orgullo, la arrogancia de actuar como hombres libres. Optaron por convalidar el fraude electoral; de esta manera, se violó la voluntad popular y se fracturó el orden constitucional.

Como a todos consta, como es de dominio público, tanto el candidato de la derecha como el Tribunal Electoral se negaron al recuento voto por voto, casilla por casilla. Se negaron a trasparentar la elección. Todo ello tiene una explicación sencilla. . . porque el candidato de la derecha no ganó la elección presidencial. [. . .]

Por lo anteriormente expuesto, expreso mi decisión de rechazar el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y desconozco a quien pretende ostentarse como titular del Poder Ejecutivo federal sin tener una representación legítima y democrática.

Asimismo, considero que ante este atentado a la legalidad constitucional y a la vida democrática, muchos mexicanos debemos reasumir el ejercicio de la soberanía popular y abolir de una vez y para siempre el régimen de corrupción y privilegios que impera en nuestro país. Esta decisión la asumimos hoy. . . en la convicción de que al recuperar el ejercicio de su soberanía, el pueblo se hallará en la libertad de darse las instituciones y las políticas que le lleven a hacer valer sus derechos fundamentales.

El pueblo mexicano, tengamos presente, recordemos, ha sabido defender sus derechos soberanos en los momentos cruciales de nuestra historia, porque, como se decía en 1814, en el decreto constitucional para la libertad de la América mexicana, el pueblo tiene derecho incontestable a establecer el gobierno que más le convenga, alterarlo, modificarlo y abolirlo totalmente cuando su felicidad lo requiere, y eso es lo que vamos a hacer.

Por todo esto, reitero mi propuesta de que en la Convención Nacional Democrática constituyamos un gobierno que cuente con la legitimidad necesaria para refundar la República y restablecer el orden constitucional. [. . .]

Muchos de ustedes seguramente se están preguntando: “¿Qué sigue? ¿Hacia dónde vamos?” [. . .]

No tenemos que pensar mucho para comprender cuál es el guión que van a seguir nuestros adversarios. [. . .]

Primero van a buscar legitimarse en el extranjero, van a empezar a llegar los reconocimientos de los gobiernos extranjeros. . . Esa misma política de buscar afuera la legitimidad que no tuvieron en el país. [. . .]

Lo segundo, la cargada. Van a ver ustedes cómo las corporaciones empresariales y otros agrupamientos van a manifestar su adhesión a lo que popularmente se conoce como el “besamanos”. [. . .]

Lo tercero, la subordinación de los medios de comunicación para quemarle incienso al candidato de la derecha, al presidente espurio, ilegítimo, al pelele que quieren imponer. [. . .]

El punto cuatro, golpes espectaculares, es decir, a ver cómo confunden a la gente, engañan a la gente de nuevo, para decir que ellos van a ser distintos y que las cosas ahora sí van a cambiar.

No les va a funcionar eso, porque son otros tiempos y, sobre todo, hay otra mentalidad en nuestro pueblo. . . Y eso es lo más importante, porque cuando cambia la mentalidad del pueblo, cambia todo.

El punto cinco. Van a empezar a repartir migajas para tratar de ganarse a la gente humilde, a la gente pobre, traficando con la necesidad y la pobreza del pueblo.

El pueblo no quiere limosnas, el pueblo exige justicia, por eso se está luchando. [. . .]

Y por último, en el guión, el último punto es el de la negociación con nosotros. Van a buscar por todos los medios que haya lo que ellos llaman “diálogo y negociación”.

Yo quiero informarles a ustedes en esta plaza, que los dirigentes, los legisladores, los gobernantes electos de la Coalición y muchos ciudadanos que están en este movimiento, se han comportado a la altura de las circunstancias. [. . .]

Estamos en el terreno de lo inédito, no se va actuar como siempre, no va a ser fácil que busquen la cooptación, la compra disfrazada de negociación de los dirigentes de la oposición. [. . .]

Ésa es la estrategia de nuestros adversarios. Pero, ¿cuál es la nuestra? ¿Qué vamos a hacer nosotros? ¿Qué sigue?

Lo primero es la revolución de conciencia que hemos iniciado, la revolución de mentalidad, todo esto que hemos venido haciendo desde hace un mes, esta resistencia civil pacífica, este proceso de enseñanza–aprendizaje. [. . .]

Y hablo de revolución de conciencia, porque todos nos vamos a quitar las telarañas que nos han metido en la cabeza, hasta el extremo de obligarnos a reconocer, a aceptar, decisiones oprobiosas o instituciones que no merecen ningún respeto, porque quienes están a cargo de esas instituciones sencillamente no respetan al pueblo ni respetan el mandato constitucional.

Por eso, aunque no les guste a mis adversarios, ¡al diablo con sus instituciones! [. . .]

Nunca más vamos a permitir la humillación de nuestro pueblo, la gente está despertando, ha dicho basta. . . Vamos por la transformación del país, empezando por la revolución de conciencia. [. . .]

Vamos hacia adelante, con rumbo a la Convención Nacional Democrática, tenemos nosotros el derecho. . . para ejercer nuestra soberanía. Este derecho está consagrado desde la Constitución de Apatzingán, se reafirma en la Constitución de 1857, y se remacha en la Constitución de 1917, que es la Constitución vigente en nuestro país.

El Artículo 39 constitucional. . . establece que el pueblo tiene en todo momento el derecho de modificar la forma de su gobierno, y eso es lo que vamos a hacer, vamos a ejercer nuestra soberanía para constituir nuestro gobierno. [. . .]

Ahora las cosas están bastante claras en nuestro país. Es mejor eso que la simulación y que la hipocresía. . . No tenemos nada de que avergonzarnos. Estamos luchando por una patria nueva, estamos luchando. . . por los derechos de todos los mexicanos. . . con decisión, con determinación, con valor, con mucho patriotismo. ¡Viva México!