Iberoamérica






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 18

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Juventud Larouchista

 

Propuesta conceptual del LYM

La República necesita un Renacimiento

por el Movimiento de Juventudes Larouchistas

El Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) redactó el siguiente documento para presentarlo en la Convención Nacional Democrática a la que convocó el ex candidato presidencial mexicano Andrés Manuel López Obrador para el Día de la Independencia de México, el 16 de septiembre, en la que se debatieron los siguientes pasos a dar en la lucha por cambiar la trayectoria actual del país hacia la desintegración. El documento, que el LYM publicó en la forma de un bello folleto de 16 páginas (disponible en www.wlym.com/~spanish), también se tradujo al inglés para su publicación en los Estados Unidos en nuestra publicación hermana EIR, por los miembros del LYM Gabriela Arroyo y Héctor Antonio Rivas (disponible en www.wlym.com).

No ha habido período de la historia, en donde una sociedad estuviera tan consciente de la necesidad de un cambio en la forma anterior de pensar, como en el Renacimiento.
—La Edad de la Fe, Anne Fremantie.
No olvidemos que no se puede poner vino nuevo en botellas viejas, ya cambió la mentalidad de nuestro pueblo, y eso es lo más importante, porque cuando cambia la mentalidad del pueblo, cambia todo.
—Extracto de la respuesta de López Obrador al dictamen del TRIFE (Tribunal Federal Electoral), al reconocer a Felipe Calderón como presidente.

El 15 de agosto de 1971 el mundo cambió totalmente. Ésa fue la fecha en que el sistema económico financiero internacional dio un giro que afectó a todo el orbe y tuvo diversas repercusiones en cada rincón del planeta. Hoy en día estas repercusiones son reflejadas en formas muy variadas, y México está pasando por una de ellas.

A partir de este cambio de sistema, la palabra “economía” dejó de visualizarse con algún referente de producción, y pasó simplemente a verse como un asunto de ganancias monetarias. Debido a esto, estamos en un proceso de colapso de todo el sistema económico mundial de libre comercio, que se refleja en las burbujas especulativas a punto de estallar (como la burbuja de los bienes raíces), en los derivados financieros o en las deudas ilegítimas del Tercer Mundo. La humanidad está en un período peligroso donde, si no cambiamos las creencias que nos han regido hasta ahora en conceptos fundamentales respecto al hombre, iremos a una nueva Edad Oscura.

Este sistema fascista de la llamada “globalización”, que está controlado por los mismos banqueros sinarquistas que en el pasado crearon y financiaron a Hitler, Mussolini y Franco, ahora está imponiendo al pelele Calderón en México para continuar con esta política mundial de genocidio, con más austeridad social y las llamadas privatizaciones. Por esto es que Lyndon LaRouche, el economista físico estadounidense, está dando una pelea a nivel mundial, y especialmente en el Partido Demócrata de los EU, para regresar a la tradición de Franklin D. Roosevelt y expulsar a los nazis del gobierno, como el estúpido clínicamente loco George Bush y el sociópata del vicepresidente Dick Cheney, y también a sus controladores como el banquero Félix Rohatyn y el financiero George Shultz, quienes pueden crear una tercera guerra mundial nuclear en medio del colapso del sistema financiero internacional, por eso es urgente que se les remueva de su cargo.

Portada del nuevo folleto del Movimiento de Juventudes Larouchistas.

Lyndon H. LaRouche. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

Pero este cambio económico y político no vino solo. También se hizo desde una perspectiva social en la tesis de la llamada “sociedad posindustrial”, la cual argumenta que la humanidad ya no requeriría de producción de tecnologías, que ya habíamos llegado a un límite en este sector, así que tendríamos que pasar a una sociedad en donde los servicios serían el referente ahora. Esta locura, que primero empezó como tesis social y se volvió teoría económica, de hecho es la que prevalece al presente.

La generación sesentiochera —también conocida como baby boomers en los Estados Unidos—, los jóvenes que en aquel momento fueron manipulados por las crisis de la época, el asesinato de líderes morales a nivel mundial, la amenaza de guerra nuclear, la represión de movimientos, etc., generaron una crisis mental, que fue el caldo de cultivo para aceptar estas ideas, por más absurdas que parezcan. La llamada “ingeniería social” hizo su trabajo.

El problema se representa muy bien en las palabras del estúpido presidente de los Estados Unidos, George Bush: “Qué importa lo que las próximas generaciones piensen de ti, si de todas formas tú ya no estarás”. Esta forma de pensamiento del “aquí y el ahora”, es punto clave en la crisis mundial actualmente. Simple, los jóvenes fueron inducidos a una cultura sofista, sin ninguna idea del futuro y, por lo tanto, sin el suficiente valor moral para dar una pelea por la humanidad. Esto se refleja principalmente en el 20% de la población de los ingresos más altos. El asunto era tener las cosas en mayor cantidad, lo más fácil posible, y entre más rápido, mejor. La mentalidad es ésa. Así, esos jóvenes crecieron, y ahora los tenemos como la generación gobernante.

Esto se explica más claramente en la “triple curva” de colapso de LaRouche (ver gráfica 1). Tienes un crecimiento exponencial en la curva de los papeles firmados (bolsa de valores, deudas ilegales, derivados financieros, etc.), herramientas utilizadas para obtener en forma rápida ganancias, en sí, sin ningún referente directo a la producción. En segundo plano, un crecimiento meramente monetario que, como se puede observar, es insuficiente para el nivel de saqueo que se hace con los papeles firmados, saqueo que se observa en la parte inferior de la gráfica, que se refiere a la capacidad que tiene el proceso físico–económico para sustentar a una población. El año pasado la cámara baja del Parlamento italiano, la misma que aprobó la propuesta de LaRouche al hacer un llamado por un Nuevo Bretton Woods, dio las cifras oficiales de 400 billones de dólares en agregados financieros vs. 41 billones de PIB (producto interno bruto) mundial. ¡Ni todo el dinero del mundo junto puede respaldar el crecimiento de papeles firmados!

Con esto en mente, ahora sí hablemos del verdadero “problema nacional”. Mientras no cambiemos esto a nivel internacional, serán pocas, si no es que ninguna las cosas que podremos hacer internamente en el país. Es en este punto en donde el “político del viejo sistema” dirá: “No me hables de la problemática mundial, dime cómo resolver mi problema local. Mi, mi, mi”. Esto, “mi” querido político, es recurrente en la mentalidad de lo que ya habíamos hablado arriba, pero muy significativo en nuestro país: el llamado caciquismo, la mentalidad que encierra al cacique como en una pecera, al no querer ver las causas de sus problemas, que residen fuera de su feudo. Como las personas que piensan que la crisis en México nada tiene que ver con el colapso de la economía mundial.

Así, si queremos realmente solucionar el problema de nuestro país, tendremos que dejar de pensar en esa vieja forma, de otra manera nunca solucionaremos nada.

Entender la importancia de lo que LaRouche y su movimiento de jóvenes está encabezando para movilizar a la población, y cambiar este sistema, es trascendental para nuestra batalla. De la misma forma, tendremos que combatir esa mentalidad que nos llevó a la aceptación de esta política del “viejo régimen”. Los jóvenes de esta generación, la llamada “generación sin futuro”, tenemos que tomar el liderato, no sólo para resolver nuestro problema personal, sino por las próximas generaciones.

El Movimiento de Juventudes Larouchistas toma ese liderato como su misión, no sólo como nacionalistas, sino como lo que el poeta Federico Schiller llama “ciudadanos del mundo”.

Este trabajo, presentado en y para la Convención Nacional Democrática, lleva el objetivo de dar los elementos conceptuales requeridos para hacer un verdadero cambio en nuestro país: llevar a nuestra República, no sólo a ser restaurada, sino a tener un Renacimiento en lo más importante de ésta: sus ciudadanos.

Lo que tenemos en México es una repetición de la ocupación de Maximiliano

El economista estadounidense Lyndon LaRouche hizo algunos comentarios el 6 de septiembre sobre la crisis presidencial mexicana, durante una videoconferencia internacional que dio desde Berlín, Alemania, para sendos públicos en esa ciudad, los EU, Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Perú, Colombia, Argentina, Bolivia, Israel, Irán. En México, la videoconferencia fue transmitida en Sonora, Nuevo León, Guanajuato, Tamaulipas, Baja California Norte y en el Distrito Federal, donde fue transmitida en directo al campamento del Movimiento de Juventudes Larouchistas, que se encuentra frente al hemiciclo a Juárez, siendo parte del plantón permanente de la resistencia pacífica.

A una pregunta desde el campamento en México, sobre cómo mejorar la revolución de consciencia que el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador propone, y cómo puede México emprender un cambio económico y reestructurar las instituciones en el sentido de lo que Andrés Manuel López Obrador está diciendo, LaRouche contestó:

“Parte de la respuesta a esto con frecuencia estriba en lo que parecieran ser cosas negativas. Miren, la llamada minoría de origen hispano en los Estados Unidos es la más grande del país a la que se designa como tal. Es una mezcla de gente que ha estado en los EU por dos o tres generaciones, hasta personas que hoy son inmigrantes indocumentados. Esto se combina con gente de otras partes de América Central y del Sur, por supuesto, pero es la franja del norte de México la que tiene una mayor representación. Ahora bien, si no hay desarrollo en México, y si los EU pasan por una crisis económica, que sería una crisis social, entonces las condiciones de la población a ambos lados de la frontera son tales, que tenemos un riesgo de seguridad nacional dentro de cada nación, y a través de la frontera. Un riesgo absolutamente incontrolable.

“De modo que, a quienquiera que no piense hacer algo al respecto, debiera enviársele a prisión, donde tendrá tiempo para pensar en ello, ¿eh? Porque no podemos tolerar esto.

“Entonces, lo que pasa —López Obrador ya lo dijo, y es válido lo que dice al respecto, lo reconocí en cuanto lo dijo; sólo que resulta que coincidimos en decir lo mismo—, lo que tenemos en México hoy, es una repetición de la ocupación de México por parte del emperador Maximiliano. O sea, es la misma clase de fuerzas, las mismas fuerzas que la flota franco–británico–hispano–holandesa combinada le impuso a México, y con el cerdo austríaco atascado en el trono. Eso es lo que está pasando ahora con el caso de Calderón: embutir a un Maximiliano en el trono de México, en tanto que tienen a un Benito Juárez en la forma de López Obrador, asociado con la población. Ésta es una situación explosiva para todo el hemisfero de las Américas. Y quienquiera que pretenda forzar la dictadura de Calderón, que es lo que se supone que es, sea o no la intención de Calderón, no lo sé. . . ¿Quieren forzar eso en México? ¡Van a hacer que reviente el Hemisferio! ¡Y el Hemisferio está listo para estallar!

“La clave es que tenemos que ver el meollo del asunto. ¿Qué podemos hacer al respecto? Bueno, yo digo que tenemos que botar tanto a Cheney como a Bush, pero ya. Las bases para hacerlo. . . Miren, Bush está clínicamente demente. Él lo manifiesta, es un secreto a voces. Ya ni siquiera es un secreto a voces, es una “secretación” a voces. Cheney es un sociópata que ha cometido crímenes. ¿Por qué no nada más enjuiciar a ese par y deshacerse de ellos? Mándenlos de regreso al rancho Crawfish (Recular; juego de palabras con el nombre del rancho Crawford de Bush—Ndr.) o algo.

El regreso de Operación Juárez

Benito Juárez (Foto: Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos).

En 1865 el presidente Benito Juárez y México vivieron su peor momento. Los ejércitos invasores habían expulsado a Juárez de la Ciudad de México. Su ejército había sufrido derrotas en las que perdieron las ciudades más importantes ante los franceses. El emperador Maximiliano de Habsburgo instó a Juárez a hacer las paces, e incluso le ofreció un cargo en el Benito Juárez (Foto: Biblioteca imperio. Algunos de sus aliadel Congreso de los EU). dos le pidieron que aceptara; Juárez se negó, e insistió en el retiro incondicional de Maximiliano de México.

En ese momento, en abril de 1865, Juárez le escribió una carta a su familia, que empezaba con una referencia a la guerra civil en los EUA: “Yo celebro y aplaudo la inflexibilidad de Mr. Lincoln, pues más provechoso será su triunfo aunque sea tarde, que una paz pronta con el sacrificio de la humanidad”. Y concluye: “No hay más arbitrio, por lo visto, que seguir la lucha con lo que tenemos, con lo que podamos y hasta donde podamos”.

Como es comprensible, Benito Juárez siempre ha sido la peor pesadilla de los sinarquistas en México, en especial en combinación con Abraham Lincoln en los EUA.

Juárez en 1982

En mayo de 1982 Lyndon LaRouche visitó México y se reunió con su amigo, el entonces presidente José López Portillo, quien le preguntó a su visitante qué le tenían deparado los banqueros de Wall Street y otros a México. La respuesta de LaRouche fue que pretendían destruir a México con una guerra financiera para fines de ese año; su pronóstico se cumplió a cabalidad.

A petición de grupos nacionalistas en torno al mandatario mexicano, LaRouche publicó su informe Operación Juárez en agosto de 1982, que llamaba a formar un club de deudores para eliminar las deudas ilegítimas de América central y del Sur, y reorganizar las deudas legítimas en forma de crédito a largo plazo, a bajas tasas de interés, para invertirlo en obras de infraestructura y proyectos de tecnología avanzada.

Como explicó recientemente LaRouche: “Ese informe fue el manual que guió el papel que desempeñé posteriormente, de agosto a octubre de 1982, en la defensa de México contra el ataque de fuerzas extranjeras específicas. Éstas eran fuerzas que de hecho descendían de los mismos intereses financieros, con centro en Europa, en aras de los cuales Napoleón III desplegó en México el saqueo y la ocupación de corte nazi de Maximiliano de Habsburgo. . . Esas tropas francesas se retiraron por órdenes de los EU. . . [lo cual] posibilitó la restauración del Gobierno legítimo del presidente Benito Juárez. Ésas fueron las circunstancias históricas de los 1860 que adopté como precedente para titular mi documento de. . . 1982, Operación Juárez (disponible en www.larouchepub.com/spanish—Ndr.). . . Ese informe. . . refleja lo esencial de lo que continúa siendo mi política para las Américas hoy” (ver “Mi papel único en las Américas”, en Resumen ejecutivo de la 1a quincena de octubre de 2003).

“¡Tenemos que hacerlo! Verán, ha llegado el momento en que no podemos regatear y resolver un problema en los términos dados. A veces tienes que salirte de la definición del problema y cambiarlo, en vez de tratar de resolverlo. En este caso, si no podemos resolver el problema, entonces no estamos dispuestos a hacerlo, no podemos sacarlo adelante, ¡puede que tengamos una situación absolutamente desesperada! Ya antes se han ido civilizaciones al infierno, y ésta también puede hacerlo. Estamos al borde de eso. Estamos al borde de eso si no hacemos algo al respecto. ¡Tenemos que sacar de ahí a Bush y Cheney, ya! Debe enjuiciárseles de inmediato. Y cualquier demócrata o repúblicano que no haga esto es un idiota”.

El papel del Estado nacional en el colapso económico mundial

El objeto de la pelea en la historia de la humanidad ha sido desarrollar la felicidad de los individuos, y esto ha requerido la creación de la mejor forma de gobierno existente, que es el Estado nacional soberano, con instituciones que representan principios como el bien común, que abarcan ideas en la economía, la ciencia y la cultura para el desarrollo del bienestar físico y creativo de la población presente y futura.

Para poder lograr el renacimiento de nuestra República, requerimos de una comprensión profunda respecto a la naturaleza humana, donde la diferencia entre el hombre y los animales no se define en base a una cuestión biológica, como si el ser humano fuese simplemente una unión de moléculas y tuvieras que preguntar, “¿Con qué molécula estoy hablando ahora?” La diferencia radica en el principio de la cognición, que ha logrado que el hombre incremente volitivamente su población al hacer descubrimientos de principios universales, aplicándolos en el desarrollo tecnológico y artístico de su sociedad. Entendiendo que el desarrollo tecnológico permite aumentar la eficiencia del proceso productivo para sostener a una población creciente.

Ahora que vemos la degradación y el peligro en el que se encuentran las instituciones debido al sistema oligárquico llamado “globalización”, conducido por la sinarquía internacional, que pretende imponer una política de genocidio con títeres como Calderón en México, se agudiza la necesidad de pelear por un nuevo sistema económico mundial que reconozca la soberanía de cada nación, con gobiernos e instituciones patriotas que regresen al interés del pueblo, como lo representa López Obrador. Aquí debemos acudir a la historia y recorrer el camino que transitaron aquellos personajes cuya motivación fue heredarnos el legado para el mejoramiento continuo de la sociedad.

El surgimiento del concepto de la forma moderna de Estado nacional soberano fue un alejamiento axiomático de las formas imperiales de gobierno, en donde no existe un concepto de verdad, sino más bien la idea de que cada pueblo se distingue de otro por la llamada “opinión popular”, manipulada para aceptar y defender su esclavitud, como aquellos que defienden el libre comercio.

De esta idea de nación surge la idea de economía nacional, como dice el economista alemán Federico List: “La nación es el medio entre los individuos y la humanidad”.

El método LaRouche-Riemann en la economía física

El método LaRouche–Riemann mejora de forma fundamental el Sistema Americano de economía política (explicado más adelante). El descubrimiento fundamental de LaRouche es la relación funcional entre el progreso tecnológico, y el crecimiento económico y poblacional. LaRouche resolvió esta conexión con la física mateBernhard Riemann. mática de Bernhard Riemann, poniendo a la economía como un proceso dinámico múltiplemente conexo (en lugar de la visión mecánica de la estadística, utilizada por los economistas actualmente), donde lo que define el crecimiento económico son los saltos tecnológicos creados por las aplicaciones de los nuevos descubrimientos de principios físicos en el universo; de tal manera, que la nueva etapa económica es inconmensurable con la anterior, pues todas las relaciones económicas de producción y las relaciones sociales han cambiado.

Bernhard Riemann.

La primera distinción que hay que reconocer en la ciencia de la economía física, como lo establece su fundador, el científico alemán Godofredo Leibniz, es que el ser humano está en búsqueda de la felicidad, y por esto es distinto a los animales. Por lo tanto, el crecimiento de nuestra economía, como el de nuestra población, dependerá de esa diferencia, que no sólo nos permite utilizar y repartir la riqueza, sino también generarla.

Esta riqueza generada por el hombre es a lo que LaRouche le ha puesto una métrica física capaz de medir el bienestar de la población, y no los parámetros monetarios enfermos, que nada tienen que ver con la realidad. Esto es lo que se llama densidad relativa potencial de población. Esta función mide la densidad de población por kilómetro cuadrado relativa a la zona geográfica (recursos naturales, tierra fértil, clima, etc.) y a las tecnologías creadas en una cultura bella bajo el Estado nacional, creando a la vez el potencial necesario para la generación de tecnologías a largo plazo.

Por ejemplo, ¿cuántas personas sobre la Tierra podríamos sostener sin las tecnologías hasta ahora descubiertas? Probablemente no pasaríamos de ser unos cuantos millones, como los que había en civilizaciones que sólo tenían el fuego como forma de generar energía, sin comparación con los casi 7 mil millones de seres humanos actualmente sobre el planeta. ¿Nunca te has preguntado por qué los conejos, a pesar de su capacidad de reproducción, no han incrementado su población a unos cuantos miles de millones? La respuesta no reside en los deseos sexuales, sino en la cualidad creativa única en el ser humano, que nos permite descubrir y aplicar los principios que guarda nuestro universo, y utilizarlos para el beneficio y progreso de la humanidad y del universo mismo (ver recuadro “Dúnamis vs. energía”).


Vernadsky y la infraestructura de la noosfera

Una de las funciones del Estado nacional es cubrir las necesidades físicas de sus ciudadanos, entendiendo esto como los proyectos de infraestructura que garantizan transporte, energía, agua, trabajo, vivienda, salud, educación, etc. Enfoquémonos en un plan nacional de desarrollo agroindustrial para las siguientes dos generaciones. Este plan se llevaría aproximadamente 25 a 50 años, incluyendo el pago de amortizaciones. Recordemos que tenemos dos tipos de infraestructura, de acuerdo con el biogeoquímico ruso Vladimir I. Vernadsky:

1. El mantenimiento y mejora que tiene la manera de ayudar a la naturaleza para que funcione y prospere como no hubiera sucedido sin la intervención humana, como: el reverdecimiento de zonas desérticas, sistemas de irrigación, invernaderos, etc.

2. La infraestructura artificial, pero parte integral del medio ambiente, esencial para cierto estándar de vida y progreso humano.

Dúnamis vs. energía

Imaginemos por un momento cómo generar la energía suficiente para mover la industria pesada (siderurgias, petroquímicas, manufacturas, etc.), abastecer a la población (casas, oficinas, edificios de gobierno, trenes eléctricos, centros médicos, etc.), y energía suficiente para tener sistemas agrícolas tecnificados que liberen al hombre del trabajo esclavo de tener que ocupar todo su tiempo produciéndola. La idea de hacer procesos eficientes en menor tiempo y con mayor alcance es lo que en la economía física se llama densidad de flujo energético, donde lo que importa no es la energía generada medida en calorías, sino cómo la generas; es decir, medir la intensidad y la densidad por unidad de área.

No es lo mismo intentar reprimir a la gente a cubetazos de agua que con la manguera de una tanqueta; ni el poder que pueden generar cientos de bombillas, que la concentración de poder que genera un láser. Por eso, cuando pensamos en la energía para el bienestar general tenemos que pensar en la densidad de flujo energético.

Supongamos que tenemos que generar nuestra energía en base al uso de: a) páneles solares, b) aerogeneradores, c) biomasa, d) leña o madera, e) derivados del petróleo, f) gas natural, g) material nuclear, h) hidrógeno (en reactor de fusión).

Respondámonos las siguientes preguntas:

1.  ¿Qué cantidad de material, en toneladas, será necesaria para producir esa energía?

2.  ¿De dónde se obtendría tal cantidad de material?

3.  ¿Qué ocurre con los subproductos de esta formas de producción de energía?

Ünt4.  ¿Cuántos seres humanos puedes mantener decentemente con ese nivel de tecnología?

5.  ¿Cuánta energía se puede obtener por unidad de masa (por kilogramo)?

6.  ¿Cómo estamos desarrollando nuevos descubrimientos en la población (incremento en la capacidad creativa)?

Revisa el siguiente cuadro y resuelve tus dudas.

Si resolviste el problema, te habrás dado cuenta que lo mejor es la energía solar. Pero, ¡ojo!, no en forma de fotoceldas, sino de reactores nucleares de plutonio procesado o de fusión.

Así que si aún no lo entiendes, ¡nuestro futuro es el sol!

Así, esto es el resultado de lo que Vernadsky llama la noosfera (la cognición humana), como una fuerza geológica dominante de los procesos vivos, así como la vida ha sido, a lo largo de los siglos, dominante de los procesos no vivos. Vernadsky plantea que éstos son los tres espacio–fases de los cuales se compone el universo: lo abiótico, la biosfera y la noosfera, donde la diferencia entre lo abiótico y la biosfera es el principio de la vida, y la diferencia entre la biosfera y la noosfera es el principio de la cognición. Estos principios, como ha dicho el economista Lyndon LaRouche, son invisibles a nuestros sentidos, porque ocupan todo el universo, que a la vez está autolimitado por estos principios.

La acción de la noosfera del hombre se manifiesta en el desarrollo de proyectos para construir nuevas ciudades, carreteras, hidroeléctricas, corredores de desarrollo, presas, plantas nucleares, trenes levitados magnéticamente, etc. Por ejemplo, existe el proyecto del PLHINO y PLHIGON, que consiste en llevar agua del sur, en donde tienes inundaciones, al norte, en donde el problema es la falta de agua; y de esta forma poder crear empleos productivos (ver recuadro “Dúnamis vs. energía”). Necesitamos también construir nuevas ciudades en los diferentes estados del país, donde no existe ningún tipo de desarrollo tecnológico y, sin embargo, podríamos tener una ciudad equipada con lo necesario para mantener a su población. En principio, es asegurarnos de que cada ciudadano obtenga los medios necesarios para su desarrollo físico, emocional, moral e intelectual. Así, el futuro se convierte en la medida del presente de la economía; debemos pensar en proyectos aeroespaciales, investigación en la física de plasmas, energía de fusión, en general en aquellos avances que nos permitirán continuar con el descubrimiento de esas leyes universales, llevándolas al bienestar de nuestra sociedad.

Miembros del Movimiento de Juventudes Larouchistas exploran conceptos de geometría en una escuela de cuadros en California. (Foto: Alexandra Phillips).

Crédito como flujo del desarrollo

¡Listo! Ahora sí, nuestra mente está preparada para pensar en términos de economía física. Quizá pase por tu mente que estos proyectos son posibles, pero que no existe el famoso “Don Dinero” para llevarlos a cabo. Pero podemos sentirnos confortados de que la economía no es el dinero.

Una de las cualidades del Estado nacional soberano es que existe un banco nacional propiedad del Estado —y no un banco central privado— capaz de generar crédito para financiar lo que sea necesario para su crecimiento, y como estamos hablando del bienestar de la población, no importa si es algo demasiado caro (monetariamente), pues las ventajas físico–económicas que conlleva son mucho mayores.

Tenemos que generar crédito productivo con tasas de interés del 1 o 2%; claro, por medio de nuestro banco nacional, para no depender de los préstamos de las sectas bancarias internacionales, que sacrifican millones de vidas humanas al año a su dios “Don Dinero”. Por eso, el Estado tiene que tomar control sobre la banca para regularla, o podemos recordar las acciones tomadas por el ex presidente José López Portillo[1] en tiempos de crisis. Pues, como sabes, la mayor parte de la banca actualmente es extranjera; esto es parte de la pelea política de Lyndon LaRouche, sanear las instituciones, como dice López Obrador, para que puedan regresar al principio del bienestar general.

Este crédito no genera inflación, ya que está respaldado en proyectos de infraestructura que se pagarán a sí mismos por medio de los empleos creados, y no meramente en pago de deudas improductivas o inversiones fantasmas que nunca retribuyen nada a la sociedad.

Es por esto que necesitamos un nuevo sistema económico, como propone Lyndon LaRouche, un Nuevo Bretton Woods con paridades fijas y creación de crédito soberano por parte de cada nación.

El Sistema Americano (proteccionismo) vs. el sistema británico (libre cambio)

Antes de comenzar este esbozo de la historia moderna, tenemos que dejar de pensar en la historia como un conjunto de cuentos de terror contados por una niñera malvada, que condiciona la mente de la víctima a no reconocer los actores reales en la historia real. Ante las dificultades de fundar un Estado soberano en Europa que estuviera fuera del yugo de los sistemas tradicionales oligárquicos, se buscó la fundación del primer Estado soberano moderno en las Américas, en base a las ideas provenientes del Renacimiento. Así, la consolidación de la primer República moderna fueron los Estados Unidos de América, al independizarse del sistema económico británico, para librarse y lograr lo que poco conocidamente se llama el Sistema Americano de economía política.

La figura clave del Sistema Americano fue Alejandro Hamilton (1757–1804), quien fue secretario del Tesoro de 1789 a 1795, con el presidente G. Washington en los EUA. Hamilton desarrolla tres informes sobre teoría económica (ver www.larouchepub.com): “Informe sobre deuda pública” (1790), “Informe sobre una banca nacional” (1790) e “Informe sobre manufacturas” (1791). Este primer banco nacional jamás antes creado en el mundo, con Hamilton, abrió sus puertas el 12 de diciembre de 1791, donde proponía principalmente los siguientes puntos:

• Hamilton hace referencia al preámbulo de la Constitución, que obliga al Congreso y al gobierno “a promover el bienestar general”.

• Se requiere de un banco nacional para incrementar la riqueza nacional, la cual promueve los “poderes productivos” (agricultura, manufacturas, infraestructura) con créditos como una institución gubernamental.

• El capital base del banco nacional no debe estar limitado al volumen actual de metales preciosos, sino que debe incluir títulos de deuda del Gobierno de los Estados Unidos. Así, la emisión de volumen de crédito puede ser extendida, como sea apropiado, al potencial productivo de la economía.

• La promoción de inventos, “mejoras mecánicas”, nuevas máquinas y planta para la industria, es necesaria. Esto puede ser logrado por medio de créditos del banco nacional, subsidios del Estado y contratos estatales. Estas mejoras autopromovidas contribuyen a la expansión de las manufacturas y la industria, y así crear nuevos empleos y asegurar la venta de productos nacionales en el mercado nacional.

Alexander Hamilton. (Foto: Biblioteca del Congreso de los EU).

Henry Carey. (Foto: Biblioteca del Congreso de los EU).

• Las medidas proteccionistas son legítimas y necesarias en contra de los productos baratos del extranjero, para proteger a la producción nacional, que está todavía en un proceso de crecimiento y no es capaz de competir internacionalmente. Sin embargo, las tarifas proteccionistas no deben de hacer tardío el proceso de desarrollo, sino que deben tener un efecto estimulante.

Esto sacó entonces de su grave crisis a los Estados Unidos.

El siguiente en desarrollar este sistema fue Mathew Carey, quien se reunió en Francia con Benjamín Franklin (1706–1790), cuando Carey estaba en el exilio debido a la ocupación británica en Irlanda. Después Carey fue a los Estados Unidos y se reunió con Franklin de nuevo en Filadelfia. Desde allí, Carey continuó la tradición de Hamilton y polemizó contra Adam Smith, llamándolo “el oráculo de Delfos de la política económica”. Así, en contra de Smith, Carey desarrolla las siguientes máximas de economía política:

“La industria es la única fundación verdadera de la virtud, la felicidad y la grandeza; y en todas sus formas o figuras útiles tiene un imperioso clamor sobre la protección del gobierno.

“Ninguna nación ha prosperado sin la protección de su industria nacional.

“A lo ancho del mundo, en todas las épocas, dondequiera que la industria ha sido debidamente incentivada, la humanidad ha sido uniformemente industriosa.

“Cuando sea que las naciones están en esta situación, es una tarea imperiosa de sus gobernantes aplicar tales remedios, para corregir la maldad, como la naturaleza del caso lo requiera.

“El gobierno libre no es la felicidad. Sólo es el medio, cuando es sabiamente usado, por el cual, con ciertos medios, se asegura la felicidad.

“El interés de la agricultura, las manufacturas y el comercio están tan inseparablemente conectadas, que si una de ellas sufre cualquier daño, debe afectar materialmente a las otras”.

Siguiendo la tradición familiar, el hijo de Mathew Carey, Henry Carey (1793–1879), representaba la tradición del Sistema Americano, que pudo llevar a una política de Estado con la llegada de Abraham Lincoln a la Presidencia de los Estados Unidos. Juntos desarrollaron una política de industrialización, cuya base contenía los siguientes puntos:

• La regulación de la banca privada, y la emisión de crédito barato y una moneda nacional abundante, protegiendo así la economía nacional de las prácticas depredadoras de los financieros privados.

• Aranceles altos para proteger a la industria en crecimiento, y así poder reducir la importación de productos hechos con mano de obra barata.

• Los subsidios del gobierno para extender la red ferroviaria.

• Las escuelas públicas y universidades gratuitas, los terrenos de labranza gratuitos para los agricultores, la promoción del conocimiento agropecuario y tecnológico por parte del gobierno.

• Esta idea de la soberanía nacional se le debe recomendar a los países como el mejor modo de alcanzar y garantizar una verdadera independencia.

En 1826 Mathew Carey fue cofundador de la Sociedad para la Promoción de las Manufacturas y Artes Mecánicas en Pensilvana, organización que conoció el economista alemán Federico List por medio del general Lafayette (héroe francés de la Revolución Americana). List se reunió con los Carey en varias ocasiones. De ahí es que List conoce los informes que hiciera Hamilton.

En la correspondencia desde Reading, Pensilvania, en 1827, List declaró que se concentraría en “refutar la teoría de Adam Smith y compañía de los errores que todavía no se entienden tan claramente como debiera”. En esa correspondencia, List hace la diferencia entre el Sistema Americano y el inglés: “La economía nacional inglesa tiene por objeto manufacturar para todo el mundo, monopolizar todo el poder manufacturero aun a expensas de las vidas de sus ciudadanos, para mantener al mundo, especialmente sus propias colonias, en un estado de infancia y de vasallaje mediante la administración política, así como por la superioridad de su capital, su habilidad y su marina. . . La economía nacional inglesa es predominante; la economía nacional norteamericana sólo aspira a ser independiente”.

Smith dice que la riqueza se alcanza cuando cada individuo, persiguiendo sus propios intereses, hace prosperar a la nación, y, por lo tanto, cualquier esfuerzo del Estado para garantizar la prosperidad de su pueblo es una injerencia indebida. List cita la sentencia máxima de Smith, laissez faire, laissez passer (“déjalo ser”), a lo que List responde: “Lema tan grato a los ladrones, falsificadores y rateros como al comerciante y, por consiguiente, muy sospechosos como máxima”.

List elaboró tres componentes principales de su teoría de la aptitud productiva: el capital de la naturaleza, el capital de la materia productiva, el capital de la mente, al cual le dio la mayor importancia. Después de 1830 List regresa a Alemania a aplicar el sistema económico americano.

El Sistema Americano tuvo muchísimos defensores en el mundo, como en Japón, China, Rusia, Francia, Alemania, Italia, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú, México y, por supuesto, los EUA.

En México, esta corriente proteccionista fue representada por Esteban de Antuñano (1792–1846), quien fue un industrial defensor de la república. Él pensaba que la única manera de independizar al país era con el fomento de la infraestructura nacional financiada por el Estado nacional soberano.

Tomando algunos extractos de sus escritos, él dice: “Para nuestra República el fomento de la industria no es un mero cálculo de conveniencia, sino un punto de honor y de independencia”.

Parte de las políticas que planteaba, son las siguientes:

• La relajación absoluta de leyes sobre el mutuo usurario; para poner en circulación productiva los grandes capitales depositados en monedas y alhajas, que hoy nada fructifican, ni a sus dueños, ni a la riqueza pública.

• La colonización de las costas para aumentar los consumos y la agricultura tropical.

• El aprecio y remuneración a los que con acierto y constancia se dediquen o aventajen en descubrimientos y fomento de la industria, para despertar el interés en objetos productivos y nobles.

Otro de los seguidores de este modelo económico fue Carlos de Olaguíbel. Aquí mencionamos de forma muy resumida algunos de sus puntos para un nuevo programa económico:

• Crédito a largo plazo y de bajo interés para el fomento industrial.

• Protección arancelaria, no sólo para los productos de consumo, sino también para fomentar la producción nacional de maquinaria.

• Desarrollo de la agricultura en base a la industrialización del país.

• Inversión estatal para la construcción de industria necesaria para el desarrollo.

En este recorrido histórico hemos podido comprobar que las naciones que han llegado a ser potencias, teniendo como base fundamental el principio del bienestar general, le deben su desarrollo a la aplicación del proteccionismo soberano que, al mismo tiempo que permite crecer de forma interna, crea alianzas con otras naciones para aplicar la política del buen vecino.

En cuanto al sistema “brutánico”, no tomaremos tiempo para hablar de él, pues su ineficacia se comprueba día con día. Pero mencionaremos a sus principales precursores clásicos, que son: Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus, entre otros.

Lo que vale la pena mencionar, es que el Sistema Americano ha sido omitido del currículo universitario, mientras que al sistema británico se le ha abordado en sus dos formas: economía de libre comercio y lo que se ha hecho creer que es contrario, el llamado “marxismo”.

Cabe mencionar que Marx y Federico Engels conocieron el trabajo de Federico List y de Henry Carey, y escribieron una diatriba de 30 páginas contra List. Lo que trastornó a Marx fue que List rechazara el materialismo y, al igual que Hamilton, insistiera en que el “capital mental” es la verdadera fuente de la riqueza. Marx y Smith consideraban que el ser humano es un materialista sin alma, por lo cual el sistema marxista sólo funciona bajo los parámetros del sistema británico. El pensamiento de Marx es el de una resignación a que la historia debe ser tratada como una afirmación de la victoria del sistema británico.

El economista físico Lyndon LaRouche, en su último documento, “Cómo los liberales trataron de hacer del mono de Engels un hombre”, plantea que los ciclos en la historia se deben comprender como el efecto de la popularización de un método equívoco en el que, para salir de esta crisis, se requiere la voluntad humana como principio de cambio.

No pensemos que la economía es algo místico controlado por “hombrecillos verdes” bajo la tierra, donde los individuos somos sólo espectadores, sino que es el proceso volitivo de autoperfeccionamiento de las naciones y sus ciudadanos, para generar los medios para garantizar la búsqueda humana de la felicidad en cada individuo de nuestra República.

Contra una tragedia en el escenario de la historia, una idea clásica

La amenaza de encarar una nueva Edad Oscura a la que hoy nos enfrentamos, tiene su origen en la generalizada violación de los principios clásicos de estadismo en los que cada ciudadano debería ser formado antes de terminar la educación secundaria. Para entender la historia, debemos reconocer la interdependencia entre la política y la economía, y los métodos clásicos que subyacen a la ciencia y al arte, representados de forma más clara en la tragedia clásica, pero que se encuentran también en otras manifestaciones artísticas.

PEDAGÓGICA  1: Pelear por un mejor país no es lógico

Esto es porque el universo en que vivimos no se rige de acuerdo con las leyes de la lógica formal aristotélica, donde el pensamiento se mueve solamente en dos direcciones, al considerar que la única forma de llegar de A a B es por medio de una línea recta: A–B.

Sin embargo, como podemos ver en la pedagógica 2, en el caso de la duplicación del área de un cuadrado, una línea recta no sirve para llegar de un punto a otro, pues una acción lineal, al duplicar la longitud de los lados, nos genera el cuádruple del cuadrado, y no el doble. Si el postulado aristotélico fuera veraz, el cuadrado de área 2 no existiría. Sin embargo, existe.

La paradoja aquí es que, ante este hecho contundente, donde se demuestra la incompetencia de este método de pensamiento, que no se lleva del todo bien con el simple universo, ¡aún habrá quien defienda la enseñanza de Aristóteles en la escuela!

Dentro del sistema lógico formal del pensamiento de Aristóteles y sus seguidores, ningún verdadero cambio es posible, pues su concepción sobre la naturaleza del universo físico es esencialmente estática, negando la noción de transformación dinámica, en la que se funda el método de la hipótesis, vital para todo descubrimiento científico y toda composición artística clásica. Bajo la visión mecánica Üntde la lógica aristotélica, tendríamos que resignarnos a vivir en un mundo como el siguiente: a) la legalidad es buena, b) la elección de Calderón es legal. . . Por lo tanto, ¡la elección de Calderón es buena! El equívoco parece claro en este caso; pero, ¡cuidado! Revisemos nuestro método de pensamiento, no sea que, pensando de manera errónea, trabajemos, sin darnos cuenta, para nuestro adversario.

No se ve, no se siente, sin embargo está presente
Considera este poema de Gutierre de Cetina (1520–1557):

Ojos claros, serenos
Si de un dulce mirar sois alabados
¿Por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
Más bellos parecéis a aquel que os mira.
No me miréis con ira
Porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ya que así me miráis,
Miradme al menos
¿De que trata el poema? ¿Existe la idea, el asunto de que habla Cetina, en alguna parte específica del poema? La poesía habla de realidades no objetivas (ideas) por medio de medios no objetivos, es decir, metáforas. Aun cuando los elementos empleados son objetivos en el papel, las palabras no son más que sombras de las realidades a que hacen referencia, y la palabra escrita es una sombra de sombras. Entonces, ¿por qué tienes una idea clara de algo que, “objetivamente”, no existe? Esto demuestra que existen medios indirectos para comunicar con certeza objetos mentales de una mente a otra, que son más eficientes que cualquier medio formal.


El futuro determina al presente


No podemos discutir sobre el futuro sin partir del hecho de que la música, de acuerdo con los principios de la polifonía clásica, existe. Los elementos esenciales del desarrollo musical parten del hecho de que existen de forma natural en el ser humano cuatro tipos de voces cantantes, con cualidades determinadas biológicamente. Éstas operan bajo los mismos principios científicos que determinan la afinación de las notas musicales, los cuales fueron desarrollados en gran medida por J.S. Bach, en lo que se dio en llamar el “sistema bien temperado”. Estos elementos generan la polifonía, que funciona tal como debe funcionar una sociedad, donde cada una de las voces independientes se mueve en función del todo, pero sin sacrificar su libertad.

Un universo donde la gran música clásica1 —por ejemplo, la de J.S. Bach— existe, no puede ser un universo congruente con el método reduccionista aristotélico, sino uno congruente con la visión científica platónica, donde la idea de ciencia no es la aburrida generalización de datos estadísticos, ni considera al tiempo como una línea unidireccional.

Juan Sebastián Bach
Considera los dos primeros compases del coral inicial del motete de J.S. Bach, Jesu meine freude (ver la partitura). El movimiento de las voces parece más el final de una idea que el principio. Pero, ¿de dónde viene? Si es el final de algo, ¿dónde está el inicio? Ahora, si considerásemos la música como una sucesión de sonidos, al final del compás 4 tenemos un simple acorde de si mayor. Al inicio del compás siguiente tenemos un acorde de do mayor. Ambos acordes son perfectamente normales si se tocan de forma aislada. Si les hacemos sonar uno después del otro, aunque es algo lógico (A–B), obtenemos algo sin sentido. Pero en el ámbito de la composición, el “acorde” de do es de una gran tensión, una especie de disonancia cuyo significado no yace en sí misma sino en el todo. Los seres humanos no escuchamos música como una sucesión de Juan Sebastián Bach. acordes, sino como un proceso de transformaciones. Imagina la historia de igual modo, no como el recuento de hechos, sino como procesos sociales dinámicos determinados por las decisiones individuales y por el ámbito social.

Ahora considera los compases 17–19: ¡la idea inicial! La paradoja está resuelta: ¡el principio se origina del fin! Así que es el futuro lo que gobierna al presente, y la visión de cómo queremos que sean las vidas de quienes nos siguen, lo que moldeará las acciones que tomemos hoy!

Nota:
1. Es mediante la música clásica que arribamos a una comprensión de las ideas platónicas del bien, la belleza y la justicia. La forma moderna de las ideas clásicas está asociada con la influencia del Renacimiento, en particular con la de Nicolás de Cusa y sus seguidores. Por compositores clásicos, nos referimos a J.S. Bach y sus seguidores, cuyo método es producto del establecimiento del sistema bien temperado de la polifonía vocal, como lo documentan Lyndon H. LaRouche y sus colaboradores en A Manual of Tuning and Registration (Manual sobre los rudimentos de la afinación y el registro. Washington, D.C.: Instituto Schiller, 1992).

En tiempos como los actuales, en que la forma de conducta más generalizada de la sociedad es la mentira (que responde a una pauta de decadencia cultural cuyo origen es la hostilidad al pensamiento científico y la negación de la “verdad”), se hace necesario preguntar: ¿en qué pruebas debemos fundar el conocimiento veraz? Aquellos que buscan el progreso de la humanidad hacia un orden político que se acerque más a los conceptos platónicos de lo bueno, lo bello y lo justo; tras notar con cuánta facilidad una sociedad se deja arrastrar hacia formas lastimosas de suicidio colectivo, tendrán que reconocer que para la creación de un Estado exitoso, se hace necesaria la noción de lo verdadero.

La política real es una forma de arte clásico, practicada de acuerdo con los principios que expresaron los grandes dramaturgos Shakespeare y Schiller, en modos de composición y ejecución de poesía y tragedia clásicas. Al argumento de que el arte nada tiene que ver con la política, siendo aquel instrumento de “entretenimiento y recreo de las masas”, y ésta actividad “objetiva de organización de la sociedad”, respondemos con un par de ejemplos históricos que respaldan nuestro planteamiento.

Lincoln ganó una complicada guerra ayudado por las lecciones aprendidas de Shakespeare, las cuales enseñó como directrices a los miembros de su gabinete. Los nazis, por el contrario, prohibieron la representación de Don Carlos y de Guillermo Tell (ambas de F. Schiller), pues las consideraban un llamado a derrocar a los tiranos.

La política sin belleza es reflejo de una concepción bestial del hombre, donde la construcción de la sociedad no descansa en la cualidad específicamente humana que le hace superior a las bestias y le concede la capacidad de transformar, compartiendo esa facultad con su Creador. En esto último reside la necesidad del arte clásico, poseedor de esa cualidad de transmisión de principios veraces, que comparte con la ciencia en la tarea de hacer llevar a la sociedad al entendimiento de lo que Shelley llama “conceptos profundos sobre el hombre y la naturaleza”.

Contrario a la bestialización a la que conducen las formas de “entretenimiento de masas” de la actualidad, los principios clásicos artísticos se fundan en los más altos niveles de deliberación en la creación de políticas nacionales, siguiendo el modelo de los diálogos de Platón; siendo éstos dramas que representaron a figuras políticas reales de la época. Por medio de este proceso de redescubrimiento del diálogo platónico, los ciudadanos experimentan la cualidad que les vuelve cada vez más eficientes en la selección racional de decisiones políticas. Así, toda composición artística clásica funciona de acuerdo con los principios del método platónico.

El teatro ha sido una de las fuerzas de más influencia, para el bien y para el mal, en la suerte de una cultura. Ejemplo de ello es la Roma pagana y su perverso entretenimiento de masas en la arena, contrapuesto a la más exitosa, poderosa y revolucionaria forma en que se ha movido e inspirado a un pueblo a través del teatro, llevada a cabo por la principal figura intelectual de la insurgencia de liberación nacional de los reformadores prusianos, F. Schiller.

Organizadores del LYM leen la novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote, en uno de los campamentos que instalaron los simpatizantes de López Obrador en la Ciudad de México. (Foto: EIRNS).

Este principio reside en la identificación del trágico fallo del protagonista del drama en cambiar, conciente y radicalmente, el destino de un pueblo cuyas costumbres e instituciones populares le llevaron, como en nuestro presente caso, al borde del precipicio. El peor error del político consiste en no romper las costumbres erróneas, y así evitar que ese pueblo se lance a sí mismo y a su posteridad a una terrible calamidad. Ese principio del teatro clásico no se basa en los sentidos, como lo hace, por ejemplo, el sensacionalismo barato, el irracionalismo desenfrenado de algunas corrientes que convierten al teatro en foro de la insanidad mental, ante una audiencia cada vez más lavada del cerebro, que, víctima de la degradación imperante, ha terminado por aceptar formas “artísticas” cada vez más degeneradas.

Por el contrario, el principio de las tragedias clásicas es el principio socrático de la verdad, aquello que el público reconoce como los factores eficientes (intangibles a los sentidos) que le dan forma al devenir de los acontecimientos.

Para la construcción de una sociedad avanzada, es crucial la distinción entre el tipo de actividad artística que crea ciudadanos, individuos que libremente contribuyen con su propia transformación intelectual a la construcción de la república, y aquellos tipos de entretenimiento que, o no procuran estas cualidades o destruyen abiertamente toda idea de moralidad superior, todo sentido de responsabilidad histórica, toda noción de una naturaleza humana acorde con la cualidad del pensamiento creativo; en fin, toda noción de lo sublime, concepto que está en el centro de todo arte clásico, como lo único que es “de verdad libre”.

La tarea del arte es ennoblecer al hombre y crear un ambiente de optimismo cultural en toda la sociedad. Una sociedad que reconoce estos principios nunca hubiera aceptado la llamada “música popular”, la cual es, en el mejor de los casos, totalmente banal. Tenemos que ser enfáticos en éste sentido. Si no podemos negar que existen manifestaciones culturales que emanan de forma espontánea de ciertos grupos sociales, en las que estos grupos han depositado gran parte de su identidad, tampoco podemos negar que son estos mismos grupos las víctimas más lamentables de las políticas liberales hostiles al progreso y desarrollo de los pueblos, desenmascarando este hecho la incongruencia y la hipocresía de ciertos grupos que, escudándose en ciertas teorías “sociológicas” o “antropológicas” indigenistas, desatienden la exigencia moral de hacer justicia a esos grupos que se debaten en la miseria, siendo el “objeto erudito de estudio” de quienes defienden en abstracto los derechos de estos grupos y no parecen, sin embargo, dispuestos a intercambiar con ellos su desafortunada posición en el acceso a la justicia y la prosperidad.

De ahí que debe rechazarse un proyecto nacional basado en particularidades que son producto de la falta de desarrollo, por faltar éstas al principio de veracidad del que antes hemos hablado. Esto no se basa en algún curso de crítica literaria o musical de salón de clases, o en alguna teoría “sociológica” o “antropológica” como tal, sino en una realidad contundente. Estas manifestaciones tradicionales no deben ser proscritas, sino que deben ceder, gracias al desarrollo, a la noción superior de un arte que yace en la habilidad única de la mente humana individual de descubrir principios físicos universales experimentalmente validados, por cuyos medios la mente humana es capaz de provocar un incremento cualitativo consciente en el “potencial ecológico”, lo cual afecta positivamente a toda la raza humana. De ahí que el arte clásico le pertenece a todos los hombres.

En cuanto a nuestro rechazo absoluto a ciertas formas de bestialidad, como la música “popular”, incluyendo algunas de las más degeneradas como el “rock”, la música “electrónica”, entre otras, no es que nos rehusemos a aceptar las pruebas científicas que pudieran presentar sus seguidores, sino que se rehúsan ellos mismos a presentar pruebas que las legitimen, basando su férrea defensa en un culto al gusto personal o a la arbitrariedad de ciertas “leyes” pseudosociológicas, y negándose obstinadamente a someter sus concepciones artísticas a la prueba de fuego del principio platónico de veracidad que, por medio del diálogo socrático, va mostrando claramente la esencia —falsa o verdadera— a la que se reduce.

Ciencia y arte

Por descubrimiento válido de un principio físico universal, referimos algo que no podemos tocar con los sentidos, una idea, por medio de la cual el poder del hombre para sobrevivir es incrementado de forma tangible. Este incremento genera efectos medibles, y por lo tanto, reales, pero las causas eficientes de esos cambios no pueden ser detectadas por los sentidos.

PEDAGÓGICA  2: ¿Qué define lo que vemos?

La línea se dice que es una sucesión de puntos, y la definición de punto es un ente sin volumen, sin área y sin longitud, como lo decía Euclides. ¿Cómo, sin longitud o longitud cero, la sucesión de puntos en un momento llegará a ser una línea? Y, más aun, ¿cómo generarías un método bajo este axioma, para construir una pauta capaz de reproducir líneas proporcionales entre sí? Tendrías que entender de dónde viene realmente (ver figura 1).



Figura 1: A medida que el círculo cumple una vuelta entera, va definiendo las líneas sobre el plano.

¡Así es! Sólo con la acción circular puedes obtener la manera para determinar las líneas que quieras, pero esto no termina sólo ahí. Veamos qué más nos dice el círculo, al tratar de pasar de un cuadrado de área 1 a uno de área 2 (ver figura 2).

Figura 2: Los cuadros superiores son más pequeños que el grande ubicado abajo. ¿Podrías determinar cuál es la relación entre estos tres cuadrados a medida que el punto A se desplaza sobre la circunferencia? Uno de los cuadrados crece mientras el otro decrece, y viceversa. Descubre la relación entre la proporción de los ángulos alfa y beta en todos los instantes del desplazamiento, y la proporción de los cuadrados. Ahora determina en que punto del proceso tendrás el cuadrado de área uno, el de dos y el de tres, en relación al de área cuatro, que no cambia. Comprueba la hipótesis de si el círculo puede definir, no sólo las líneas, sino también las áreas (los cuadrados).


Si lograste visualizar el proceso continuo proporcional de los cuadrados a lo largo de la circunferencia, ya estás listo para seguir y hacer tuya esta idea, lo cual no será tarea difícil si tu compromiso es encontrar soluciones reales a la crisis de nuestra civilización.

En el reto anterior fue fácil determinar que el radio de la circunferencia genera el cuadrado de área 1, y el diámetro, el cuadrado de área 4. Lo interesante es encontrar las medidas proporcionales entre éstos para obtener las áreas que estamos buscando —2 y 3— (ver figuras 3 y 4).

Figura 3 El radio de longitud 1 es a la hipotenusa x, como la hipotenusa x es al diámetro 2, lo cual se expresa: 1:x::x:2. O más sencillo, el cuadrado de área 1 es al de 2, como el de 2 es al de 4, que se construye en el diámetro (1:2::2:4).
Si eres perspicaz, no tendrás dificultad en observar que la relación entre el triángulo (O,−1,A), y el triángulo (1,A,1), es la misma que necesitamos para hacer el cuadrado de área dos
.
Figura 4 El cateto de 1,5 es a la hipotenusa W, como la hipotenusa W, que ahora será cateto W del siguiente triángulo, será a 2, su hipotenusa. Lo cual se expresa: 1,5:W::W:2 o, hablando de los cuadrados que con estas líneas se forman, 2,25:3::3:4. ¿La línea W es hipotenusa o cateto? Explícate esta paradoja y mejorará tu concepto de media geométrica.
 


Si has seguido hasta aquí con esta pedagógica, te darás cuenta de que ciertas geometrías inferiores son definidas por procesos superiores, como ya lo vimos con la acción circular. ¿Crees que la política funcione igual? A estos diferentes niveles es a lo que los griegos llamaban poderes o dúnamis, y tenemos que tener claro que estas ilustraciones tan sólo son sombras del funcionamiento de nuestro universo y de la forma en la que se desenvuelve siempre como proporciones funcionales, como los procesos económicos entre naciones.

Concluyamos, pues, con la idea de una función continua. Ya desarrollamos un proceso simple (la línea), uno doble (el cuadrado), y veamos la paradoja del cubo. ¿Cómo Üntconstruirías a partir de un cubo de volumen 1, uno de volumen 2? Arquitas se sirve de tres procesos continuos basados en la acción circular para poder dominar este proceso de mayor complejidad, construyendo el cono, el toro y el cilindro, funcionando simultáneamente como una obra musical a tres voces (ver figura 5).

Figura 5 En la duplicación del cuadrado necesitamos de una media geométrica, ya que de 1 a 4 geométricamente necesitas el 2, 1 es a 2 como 2 es a 4 (1:2::2:4). Ahora la pregunta es: con un lado de longitud 1 tienes un cubo de volumen 1, con un lado de 2, tienes uno de volumen 8; ¿cuántas medias geométricas hay? 1:2:4:8, y estas medias resultan del triángulo OPA, que resulta de la intersección del semitoro (círculo vertical) y el cilindro (círculo horizontal), desplazándose continuamente en el punto en el que la longitud del radio se conecta a la del diámetro por dos medias geométricas OQ y OP, formando la siguiente relación:
1:OQ::OQ:OP::OP:2, teniendo que OQ2=OP y 2OQ=OP2, entonces OQ4=2OQ, donde OQ4/OQ=2. Por lo tanto, OQ3=2 y OQ= 32. De esta misma forma obtén 34. ¡Diviértete!



Efectivamente, entre uno y ocho hay dos medias geométricas. Como ya se ha dicho, la geometría sólo es la proyección más eficiente del mundo de las ideas, por eso Arquitas desarrolló esta construcción que proyecta la idea que genera las dos medias proporcionales que necesitamos en el mundo físico, y que nos dan el lado del cubo que buscamos de 32 y de 34.
Esto es el método que requieren dominar los líderes de este país para saber afectar los procesos trascendentes de los cuales depende el funcionamiento dinámico de nuestro país, y evitarnos así el trabajo que, aunque bien intencionado, cause el desgaste personal y de nuestro movimiento. Tenemos que actuar como el universo, en base a la acción mínima, y entonces triunfaremos, porque, como decía Martin Luther King, tendremos un aliado cósmico.

Estos principios de actividad mental son la base para preparar la mente del individuo para alcanzar la cualidad de veracidad que el conocimiento científico comparte con las formas de arte clásico. Esto es indispensable para el progreso científico, y para evitar las fallas culturales como aquellas en las que se debate el mundo actual. La fuente de autoridad del arte clásico para el estadismo y la construcción de repúblicas, es que es el medio más apropiado para aducir la relativa veracidad de las ideas por medio de las cuales una nación elige llevar sus asuntos.

En síntesis, un Estado exitoso se basa en que la composición artística que de él surja satisfaga estos requisitos esenciales:

1. Nunca debe apartarse de la belleza natural (formas bellas como ocurren en la naturaleza), basada en las relaciones armónicas negatoentrópicas congruentes con la sección áurea.[2]

2. No puede ser arte lo que es simplemente arbitrario o que se aparta de los confines de la belleza natural. Sin embargo, la mera imitación de la belleza natural no es arte. Arte es lo que emplea y no se aparta de la belleza natural, pero que se vale de ese ámbito como medio para realizar la actividad creadora. La belleza clásica no es un objeto sensual, sino una relación entre personas y entre los procesos cognitivos del artista y los de la audiencia.

3. Es indispensable la correcta unión de la ciencia y el arte, en tanto encarnación plena e integral de las cualidades de la mente humana que distinguen al hombre de las bestias. Esta unión responde a las exigencias de una educación universal humanista clásica.

4. Tal arte nunca desciende a la banalidad del mero entretenimiento, sino que expresa una cualidad espiritual de procesos humanos cognitivos que celebra la ley de que cada hombre y mujer está hecho a imagen del Creador de este universo. Aquí yace la superior autoridad moral que, como afirma Shelley, presenta a los poetas como los verdaderos legisladores de la humanidad.

La lucha de la ciencia física moderna

“A partir de la experiencia he reconocido que aquellos que son completamente cartesianos son incapaces del descubrimiento; se han dado muchos descubrimientos bellos desde Descartes, pero, hasta donde sé, ninguno de ellos ha provenido de un cartesiano verdadero. El propio Descartes tuvo más bien una mente limitada. Superó a todos en la especulación, pero no descubrió nada útil en la práctica de las artes”.
—Godofredo Guillermo Leibniz.

El empirismo cartesiano, a diferencia de la ciencia experimental moderna, reduce el conocimiento del individuo al “mundo” de los sentidos, mientras que ésta plantea la idea de que el hombre esta hecho a imagen del Creador y, por tanto, es capaz de participar en el desarrollo continuo de la creación, poniéndolo al nivel de entender esos principios que están más allá del alcance de sus sentidos. Ésta es la concepción de la ciencia y del hombre que dieron como resultado el Renacimiento.

Miembros del LYM trabajan con geometría en Buenos Aires, Argentina. (Foto: EIRNS).

Esta tradición renacentista, inspirada en la ciencia conocida como la esférica y en los trabajos de Kepler sobre las órbitas planetarias, fue lo que llevó a Leibniz al desarrollo del cálculo infinitesimal y su concepción dinámica y antientrópica del universo.

Esta visión dinámica es la visión que defiende hoy Lyndon LaRouche, como representante de la tradición leibniziana que sentó las bases para la fundación de las primeras repúblicas en América.

A diferencia del método empirista, la ciencia física moderna es una práctica de la cognición, con la cual puedes descubrir o, como diría Platón, “recordar” el principio universal del que viene tu naturaleza humana, y entender los principios que generan las “sombras” o efectos que se proyectan como paradojas en el mundo material (ver el Libro 6 de La República de Platón).

Ésta es la disputa principal: la existencia de principios, contra la idea de que lo único que existe es lo que podemos percibir con nuestros sentidos. El punto aquí es: ¿A qué obedece la materia? ¿Se comporta igual un átomo como parte del aire (abiótico) a como se comporta en un cuerpo vivo? ¿Qué existe en el universo que rige el comportamiento de éste átomo de diferentes maneras? Evidentemente, como bien lo planteara Vernadsky, hay tres espacios–fase: el espacio abiótico, la biosfera y la noosfera. En cada uno se ordenan de manera diferente y superior los diversos átomos (isótopos) respectivamente. Los principios que rigen estos espacios–fase están actuando por encima de la simple materia y están conectados entre sí. Físicamente, estos espacios–fase intercambian continuamente materia. La forma y el orden de la materia dependen del principio que rige el espacio–fase en que se encuentran (ver recuadro “¿Qué define lo que vemos?”).

Conclusión

Lo que tenemos que tener claro en cualquier cambio histórico, son las ideas en las que se funda una república. Lo importante no son las particularidades sobre ciertas leyes o reglas, sino las ideas basadas en la ley natural estableciendo que el gobierno y la sociedad buscan la felicidad de sus individuos. Y esto es lo que debe regir tanto a las instituciones como las acciones de los individuos.

Nuestro objetivo es hacer algo bello de nuestras vidas, tomando la responsabilidad de cambiar la historia, como lo desarrolla LaRouche en su documento “El individuo histórico” (ver Resumen ejecutivo de la 1a quincena de enero de 2003):

“En este sentido, el líder político excepcional que rescata a su población del precipicio del colapso cultural autoinducido, ejerce una función que expresa las mismas características que el descubrimiento de un principio físico universal validado de forma experimental. Antes que abogar por remedios dentro de los parámetros de la cultura generalmente aceptada que amenaza con destruir a esa nación, el líder válido para tales tiempos de crisis se empeña, justamente, en lo que se negaba a hacer Hamlet, perdido por obra propia, en la obra de Shakespeare. [. . .]

“El líder adecuado para el momento de inminente crisis sistémica, al igual que el descubridor científico en un momento crucial de su labor, debe apartar a la nación de su instinto suicida, guiarla a adoptar profundos cambios en los supuestos axiomáticos en los que esa sociedad ha basado sus acciones hasta ese momento. El pretendido líder ‘práctico’, que aguarda la autoridad de la opinión popular prevaleciente antes de actuar, es, como Hamlet, una amenaza a su nación. El líder que se requiere es un individuo excepcional”.

Así, ésta es nuestra misión, principalmente como jóvenes adultos, para los próximos cincuenta años del planeta.

Proyectos de infraestructura


[1]El 16 de agosto de 1982 México enfrenta a los banqueros y a los intereses internacionales, López Portillo se encuentra ante la decisión de declarar una suspensión de pagos y nacionalizar la banca, después de que las autoridades financieras pidieran bajar el precio del petróleo 10 dólares, y se negaran a comprarnos petróleo de manera anticipada para pagar los vencimientos de las deudas. Se toma la decisión de nacionalizar la banca y tener un control total de cambios: “Entre tanto, para corregir la contradicción entre los intereses particulares y públicos, sólo cupo hacer el esfuerzo nacionalista de características tan radicales como el que cumplimos en septiembre de 1982, cuando nacionalizamos la banca y controlamos los cambios. El Estado no debe cruzarse de brazos y debe tomar, como las tomamos, medidas de control cambiario; era eso o aceptar el desmoronamiento de la nación desde el poder”.
[2]Leonardo Da Vinci (1452–1519) y Luca Pacioli (circa 1445–circa 1517) identificaron que la geometría de los procesos vivos se diferencia de los no vivos por un crecimiento autosimilar congruente con la sección áurea, característica geométrica presente en la espiral logarítmica, que se encuentra también en la relación entre el lado de un pentágono y su diagonal, que equivale al llamado “número de oro” (1,618).