10 de marzo de 2024 (EIRNS) — Si no conoces la causa de un problema, nunca podrás resolverlo, por muy buenas que sean tus intenciones. ¿Por qué se tambalea el mundo hacia una guerra nuclear? ¿Por qué se está perpetrando un genocidio satánico contra una población indefensa en Gaza? 

La fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, ha explicado en repetidas ocasiones que el colapso sistémico del sistema financiero transatlántico es la causa del empuje hacia la guerra y el genocidio, y que nada menos que una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo basada en un concepto totalmente diferente de la humanidad, proporcionará una verdadera solución. ¿Por qué es eso así? 

Hace casi medio siglo, Lyndon LaRouche identificó este problema como la economía schachtiana. En un artículo del 15 de mayo de 1976, Why Ignorant Bankers Believe Schacht Succeeded (Por qué creen los banqueros ignorantes que Schacht tuvo éxito), LaRouche identificó y detalló el significado de los programas económicos de Hjalmar Schacht, ministro de Economía de Adolfo Hitler y director del banco central hasta 1939, a quien sus patrocinadores banqueros británicos colocaron en esos puestos: 

"Todo analista político competente sabe también que fueron las políticas monetarias de Schacht las que provocaron directa e inevitablemente la aparición de las prácticas criminales nazis en los territorios ocupados y el sistema de campos de exterminio de trabajo esclavo... Toda la estructura de la deuda imperialista anterior a la Segunda Guerra Mundial descansaba sobre los cimientos de la deuda de reparaciones impuesta a la Alemania de Weimar por las potencias aliadas vencedoras de la Primera Guerra Mundial. De 1923 a 1928, gracias a la reprogramación combinada de los pagos de la deuda y los créditos estadounidenses, Weimar disfrutó de una modesta recuperación. Como resultado de las crisis especulativas de 1928-1929 y del inevitable desplome, la capacidad de la economía estadounidense para emitir más créditos en apoyo del comercio mundial se vio mermada, y la economía mundial inició un colapso en cadena que desembocó directa e inevitablemente en las consecuencias de 1931 y del periodo 1932-1934... 

"El resultado, una especie de viraje canibalístico de la inflación hacia adentro contra el cuerpo de la economía afectada... llevó a la economía nazi alemana al punto de crisis interna en 1936... Sin las conquistas militares alemanas, la política de Schacht habría provocado el colapso inmediato de la economía alemana en algún momento poco después de 1936”. 

En un artículo del 4 de marzo de 1980 LaRouche desarrolló el tema: 

"Para la mayor parte de la economía alemana, Schacht y Hitler impusieron el tipo de austeridad... [que] acabó con las empresas alemanas independientes en masa, manteniendo sólo una prosperidad de economía de guerra entre el equivalente en la Alemania nazi de las 'Fortune 500'. Schacht controló la inflación continuada de Alemania aumentando los recortes de los ingresos reales de la población alemana a tasas correspondientes o superiores a la tasa de inflación continuada... Fue esta política de saqueo la que llevó al régimen de Hitler a recortar la proporción de la población que se habría de mantener, primero mediante la eutanasia contra los ancianos y los enfermos graves, y después, con la política de los ‘comensales inútiles' de genocidio más generalizado”. 

Con esto en mente, consideremos la importancia de las últimas noticias procedentes de Alemania que documentan el acelerado derrumbe de toda la economía industrial alemana. En enero, el sector manufacturero en su conjunto se desplomó un 6,3% con respecto al año anterior. El subsector de equipos eléctricos se desplomó un 33%; el de equipos de transporte, un 27%; y el de bienes de capital un 13%. El único sector de la economía que crece es el de producción de armas. 

El Presidente de Rusia, Vladimir Putin, abordó este problema estratégico desde un punto de vista ventajoso en un diálogo con los participantes en el Festival Mundial de la Juventud celebrado en Rusia: 

"Los países de África tienen ahora una deuda acumulada que, por definición, no se puede pagar. Hagan lo que hagan, no podrán pagarla. Pero se formularon tales condiciones para sus relaciones financieras, y los países africanos se vieron obligados a aceptar préstamos en esas condiciones, como si la comunidad financiera occidental no comprendiera que nunca sería posible devolver ese dinero. 

"Saben, hubo un caso similar en la historia de la humanidad, en la historia de Europa. Después de la Primera Guerra Mundial, los codiciosos gobernantes, los entonces codiciosos gobernantes de Francia y Gran Bretaña, crearon tales condiciones financieras para Alemania e impusieron tales indemnizaciones y tales condiciones para el pago de las deudas, creían, a los Estados de la Entente que era por definición imposible pagar esas deudas. Y esta fue una de las razones del rápido ascenso de Hitler en la escena política". 

Por lo tanto, si la preocupación es evitar un retorno a las políticas de Hitler, con el peligro concomitante de una guerra nuclear, tenemos que detener las políticas schachtianas que la City de Londres y Wall Street están empeñadas en imponer... otra vez. 

Por eso es necesaria una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo.