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Para elevar a Occidente, ¡dale una patada en los axiomas!

11 de marzo de 2024 (EIRNS) — "La crasa ineptitud de un cuarto de siglo de intervenciones militares occidentales debería habernos enseñado algunas lecciones. Parece que no". 

El columnista británico Simon Jenkins concluye así un artículo de opinión aparecido en el diario londinense The Guardian el 5 de marzo. Al igual que quienes sostienen que el discurso del "Estado de la Unión" del Presidente Joe Biden fue "uno de los mejores de siempre", los estupefactos oficiales militares y de "inteligencia" que todavía apoyan "nuestra política sobre Ucrania", así como los criminales intereses financieros que se están beneficiando de ella, incluido el mundo cibercorporativo de Silicon Valley y sus derivados, no pueden rechazar su inversión psicológica (y monetaria) de más de cuatro décadas en una "revolución en los asuntos militares-financieros" que sólo ha conseguido colocar al mundo a las puertas de una guerra termonuclear. 

"Pero a medida que el conflicto en Ucrania ha llegado a un previsible punto muerto, la estrategia de la OTAN ha perdido toda coherencia. Este es el momento en que este tipo de guerras se salen de control", señala también Jenkins. Sin embargo, no hay punto muerto: Rusia consolidará su ya evidente derrota militar de Ucrania, a menos que la OTAN, es decir, Estados Unidos, se mueva para iniciar una guerra termonuclear. A Ucrania le conviene negociar, señaló el Papa en una entrevista publicada el 9 de marzo: "Cuando ves que estás derrotado, que las cosas no van bien, es necesario tener el valor de negociar", dijo el Papa. 

Hasta ahora, los amos de Ucrania han rechazado las negociaciones. Y por lo tanto, de hecho, como indica Jenkins, la guerra de la OTAN con Rusia está a punto de salirse de control, gracias a los genios del Departamento de Estado de Estados Unidos y del MI6 británico que son arrogante y axiomáticamente incapaces de entender que están haciendo precisamente eso. Y la destitución de Victoria Nuland, aunque sea un acontecimiento bienvenido, no elimina el compromiso institucional con los axiomas fallidos que ella personificaba. 

Más que Rusia, es el sistema financiero disfuncional e irremediablemente en bancarrota de la anglosfera el que procura la prosecución de la guerra total. Es importante que las fuerzas de LaRouche, y los pensadores afines, hagan esa corrección axiomática en el pensamiento de los ciudadanos que desean sobrevivir a la crisis actual, cambiando su pensamiento igualmente defectuoso. Esto no significa que se desee una guerra termonuclear. Significa que, aparte de invertir el rumbo, de declarar la reorganización sistemática de la bancarrota y proponer una nueva "plataforma" de minería, manufacturas, agricultura e infraestructura avanzada, no hay forma de desactivar el impulso hacia un intento inútil de "preservación del sistema" mediante la guerra total. 

La mejor manera, y quizás la única eficaz, de abrir un camino para salir del infierno termonuclear, que involucre a Occidente, al Sur Global y a las naciones BRICS-Plus en un proyecto conjunto por la paz, es el Plan Oasis de LaRouche. El 13 de abril, el Instituto Schiller en el mundo, en colaboración con la Coalición Internacional por la Paz y otras organizaciones, convocará una conferencia, "El Plan Oasis: La solución LaRouche para la paz mediante el desarrollo entre Israel y Palestina y para todo el sudoeste asiático". Sin un conjunto de principios para una nueva arquitectura estratégica y de desarrollo, como los Diez Principios de Helga Zepp-LaRouche, que salgan a la luz a corto plazo, que hagan posible que Occidente resurja de su decadencia cultural del último medio siglo, se producirá una guerra termonuclear, iniciada no por Rusia o China, sino por Londres y Washington. Los falsos axiomas, a menos que se cambien, la harán inevitable.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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