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La elección de Putin: Cómo funciona lo "inconmensurable" en la Historia

18 de marzo de 2024 (EIRNS) — ¿Qué está pasando realmente, hoy, en la situación estratégica mundial? ¿Qué es importante y qué no lo es? El mundo está amenazado por una guerra termonuclear intencionada o accidental; regiones enteras del planeta están convulsionadas; resolver los complejos problemas de Ucrania o Gaza requiere soluciones internacionales. Pero, ¿cómo determinar qué hacer en estas situaciones si no se sabe lo que está ocurriendo realmente bajo la superficie, o por qué? ¿Cómo proponer y luego aplicar una política correcta en un proceso mundial en constante cambio? 

Helga Zepp-LaRouche provocó ayer un debate entre colegas, convocados para discutir los cambios en el mapa de batalla global que requieren "pelar la cebolla de la percepción" para descubrir lo que realmente está pasando. El mapa de batalla no es el de las batallas en Ucrania, o Gaza, ni siquiera la batalla para evitar la extinción termonuclear. Todo eso son huellas de la "historia corriente", proyecciones de un conflicto más profundo, en realidad milenario. La dinámica que subyace a lo que estamos viendo en todo el mundo, que quizás se descubre más fácilmente en escenarios de conflicto como "Oriente Medio" o "Ucrania", pero en realidad característica de todas las naciones y todos los conflictos, es entre la idea de imperio y la idea de república. 

El director clásico John Sigerson, uno de los participantes en ese debate, reflexionando sobre el papel que desempeñó Renée Sigerson en la organización de la función de "inteligencia política estadounidense" de LaRouche, señaló que "siempre que se trabaja en algo relacionado con la inteligencia, lo que se busca no es la continuidad. La historia es discontinua. Esa es la razón del optimismo. Hay fisuras entre la aparente continuidad y lo que realmente está ocurriendo. Lo que realmente ocurre es lo que indican las cosas discontinuas. La idea es señalar las discontinuidades". Lyndon LaRouche, el economista, estadista y fundador en 1974 de la revista Executive Intelligence Review, hablaba de la misma idea, de manera más avanzada. Le llamaba "lo inconmensurable", un proceso conocible, pero aún por descubrir, que no puede ser medido por un proceso previamente conocido, porque existe fuera de él. Además, las leyes que se aplican al proceso conocido no se aplican al proceso desconocido. El proceso "conocido" a menudo no puede reconocer, no puede "ver" lo desconocido. 

Tomemos como ejemplo la reelección de Vladimir Putin en Rusia. En contra de la mayoría de lo que se ha escrito en las naciones transatlánticas, no sólo fue justa, limpia y un reflejo exacto de lo que los propios encuestadores occidentales han registrado sistemáticamente sobre la popularidad de Putin. También fue un referéndum sobre la guerra contra Rusia, que los rusos sabían, o llegaron a darse cuenta, que estaba dirigida por la OTAN, y no por Ucrania. Además, esa guerra de "Ucrania", es una guerra en la que la propia Ucrania fue seducida, aunque en gran parte voluntariamente, no por Rusia, sino por la OTAN. (Es bien conocido el notorio papel del británico Boris Johnson en la destrucción de las negociaciones de paz de 2022). La guerra pretendía ser una intervención violenta en el proceso electoral ruso, fue provocada dos años antes de esas elecciones e incluyó una "guerra nuclear financiera" en forma de sanciones y la expropiación de facto de $300.000 millones de dólares en tenencias rusas. Hubo intentos infructuosos de provocar un golpe violento en las calles. Hubo incluso ataques militares con drones contra Rusia y el propio Kremlin, posiblemente con capacidades de la OTAN, que recordaban a los ataques contra el Pentágono del 11 de septiembre de 2001. 

¿Y cuál fue el resultado? El resultado fue "inconmensurable" con lo que pretendía la OTAN, en todos los sentidos. La economía rusa es más fuerte que antes; sectores de Ucrania han votado a favor de unirse a la nación de Rusia; y Vladimir Putin será Presidente de esa nación durante seis años más, cuando menos, con un grado de apoyo del que no ha gozado ningún político en ninguna parte del sector transatlántico de la "OTAN" durante décadas. Rusia también goza ahora de una inmensa popularidad entre las naciones de la Mayoría Global, en particular las naciones africanas, porque no sólo ha sobrevivido, sino que ha avanzado. Cuando las fuerzas de la OTAN intentaron reclutar a naciones del Sur Global, de la Mayoría Global, para denunciar los resultados electorales rusos, no lograron convencer, esencialmente, a nadie. 

¿Qué debería enseñar esto a la gente inteligente del "mundo de la OTAN"? Algunos se han preguntado, ¿tiene el eje Wall Street-Londres un Plan B? ¿Hay otra facción que pueda llegar al poder y que se dé cuenta de que su espectáculo del "Proyecto Democracia" ha terminado? ¿Hay algún signo de vida inteligente entre los gobiernos y las facciones gobernantes de los Estados fallidos de la alianza de la OTAN? ¿Puede alguien pensar ya fuera de las condiciones límite de su "Tierra plana" intelectual? Los "Diez Principios" de Helga Zepp-LaRouche, y el Plan Oasis de LaRouche, una aplicación política de los Diez Principios, son la "prueba de inteligencia" esencial del momento, para aquellos en el mundo transatlántico que quieran saber cómo hacer crecer el "poder mental" que aún podría permitirles sobrevivir a la estupidez hereditaria de sus axiomas fallidos y fracasados. 

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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