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La democratización en marcha de las relaciones internacionales

22 de mayo de 2024 (EIRNS) — La hipocresía y despiste del llamado Occidente en el tema de la "democracia" es tan profunda, que estos autoproclamados bastiones de esa virtud se oponen, rotundamente, a la democratización de las relaciones internacionales que se está produciendo a una velocidad acelerada en todo el mundo. 

Cualquier oposición a la política del gobierno de Israel es tachada irreflexicamente de antisemita. Se amenaza con sanciones a los países que investigan el financiamiento extranjero de las revoluciones de color. Las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU y las órdenes de la Corte Mundial se interpretan como "no vinculantes". El Congreso de Estados Unidos está estudiando sanciones contra el Tribunal Penal Internacional, al tomar en consideración que si pueden acusar a los israelíes, también podrían acusar a estadounidenses. El Presidente de la Cámara de Representantes del Congreso de EU exigió a la Casa Blanca que "utilice todas las herramientas disponibles para impedir semejante abominación". 

Por otra parte, la "Mayoría Global" tiene una visión muy diferente del mundo. 

Rusia y China firmaron la semana pasada en Pekín una declaración conjunta de 8.000 palabras de profundo contenido, en la que se valora que "el estatus y la fuerza de las potencias emergentes en los países y regiones del 'Sur Global' aumentan constantemente", en tanto que "se acelera la tendencia a la multipolaridad". 

Pero "los países que se adhieren al hegemonismo y a la política del poder son contrarios a esta tendencia". Tales países "intentan sustituir y subvertir el orden internacional basado en el derecho internacional por el llamado 'orden basado en reglas'.” 

Rusia y China reclaman un orden internacional libre del "neocolonialismo y el hegemonismo", basado más bien en el derecho internacional, en el marco de la Carta de las Naciones Unidas. Los dos países "se oponen a las acciones hegemónicas de Estados Unidos para cambiar el equilibrio de poder en la región del noreste de Asia mediante la expansión de su presencia militar y la formación de bloques militares". 

"Estados Unidos, con su mentalidad de Guerra Fría y su modelo de confrontación por bloques", señala la declaración, "antepone la seguridad de 'pequeños grupos' a la seguridad regional... lo cual pone en peligro la seguridad de todos los países de la región". 

"Estados Unidos debe abandonar ese comportamiento", dice sin rodeos la declaración, y le anima a enmendar sus errores: "Estados Unidos y la OTAN, como responsables de la invasión y ocupación de Afganistán durante 20 años, no deberían volver a intentar desplegar instalaciones militares en Afganistán y sus alrededores. Por el contrario, deben asumir la principal responsabilidad de las actuales dificultades económicas y de subsistencia de la población afgana y sufragar los principales gastos de la reconstrucción de Afganistán, y tomar todas las medidas necesarias para levantar la congelación de los activos nacionales de Afganistán”. 

¡Buen consejo! 

El estadista y economista estadounidense, Lyndon LaRouche, dio su propio consejo para lo que hoy puede ser la zona más tensa del mundo: el Sudoeste de Asia. En un [discurso] del 2002, pronunciado en Emiratos Árabes Unidos, LaRouche señaló la importancia de la región para el mundo (disponible en inglés y en español):  

El mundo ha llegado a una encrucijada en la historia moderna. De continuar el mundo por la senda actualmente elegida por mi gobierno y algunos otros, la civilización se verá sumida, durante una generación o más, en una era de tinieblas global comparable a la que asoló a Europa hace unos setecientos cincuenta años. No debemos fingir que ese peligro no existe; pero, también, debemos comprometernos con la alternativa esperanzadora que los gobiernos sabios preferirán. Por ello, hablaré con franqueza, pero también con optimismo, de una segunda encrucijada: Oriente Medio. 

La historia del petróleo en esta región comenzó con los planes de la armada británica para lo que llegó a conocerse como la Gran Guerra de 1914-1918. El imperio británico pretendía utilizar el petróleo extraído de esta región para proporcionar a su armada la ventaja estratégica decisiva de cambiar el combustible de sus buques de guerra de carbón a petróleo. Desde entonces, como saben todas las naciones aquí representadas, esta región ha estado dominada por las luchas de las grandes potencias por el control de las ventajas económicas especiales y estratégicamente significativas del petróleo extraído de esta región. Pero nunca fue el petróleo el único factor que determinó el destino del Medio Oriente, ya que, hasta donde alcanza la historia conocida de la civilización, mucho, mucho antes del descubrimiento del petróleo, el medio Oriente ha sido la encrucijada estratégica de Eurasia y África juntas, tal y como lo es hoy. Con o sin petróleo, la importancia estratégica histórica del Medio Oriente seguiría en pié. 

"Hoy en día, el más crítico de los factores económicos estratégicos en el conjunto de la región del Medio Oriente no es el petróleo, sino el agua dulce", dijo LaRouche. Mediante la utilización de nuestro mayor recurso, la mente humana individual, el hombre crea recursos, y debería crear nuevos y vastos flujos de agua dulce en esta gran encrucijada del mundo, este centro natural de conectividad e interacción. 

El mundo no puede permanecer en el limbo por siempre, equilibrado entre la posibilidad futura de la guerra global y un nuevo paradigma de crecimiento. 

Es necesario poner en práctica el Plan Oasis de LaRouche y desarrollar un nuevo sistema de relaciones internacionales a través de un debate entre conceptos como los expuestos por Rusia y China, y los Diez Principios de una Nueva Arquitectura Internacional de Seguridad y Desarrollo propuestos por Helga Zepp-LaRouche.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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