Go to home page

La crisis de Afganistán: ¡la humanidad viene primero!

DESCARGAR VOLANTE en formato PDF

"Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?"

-- Marcos 8:36 --

Dra. Joycelyn Elders

El director del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, el estadounidense David Beasley, ha luchado para llamar la atención del mundo sobre la catástrofe que se está produciendo en Afganistán. Afganistán es una nación que por más de 40 años no ha conocido más que guerras y conflictos internos. Las múltiples crisis que se agravan rápidamente en esa nación, a saber, la falta de alimentos, falta de atención sanitaria, falta de un sistema nacional de crédito soberano, falta de producción, exigen soluciones inmediatas en las próximas semanas, si es que el mundo desea evitar la muerte innecesaria e injustificada de millones de personas, muchos de ellos niños, que claramente no han ofendido a nadie. Más de 20 millones de personas están en peligro en estos momentos. Las racionalizaciones geopolíticas para continuar con la inacción, desde “tomar medidas cautelosas para no permitir que el gobierno de Afganistán se aproveche de nuestra buena voluntad” hasta “exigir que otros países den un paso al frente”, harán casi lo mismo para acabar con las vidas de los inocentes, por medio de la indiferencia depravada, como la hambruna que se avecina. 

Muchos de nosotros nos hemos sentido indignados por la insensible indiferencia expresada en la persistente desigualdad a nivel mundial en la distribución eficiente de la atención médica, no sólo en lo que tienen que ver con la disponibilidad y asequibilidad selectiva de los medicamentos que son vitales, sino por la creciente disparidad de las instalaciones y capacidades básicas disponibles. Continentes enteros, como África, son estigmatizados como “granjas de enfermedades” a consecuencia de las deplorables condiciones económicas que se perpetúan convenientemente, y nunca mejoran realmente. Eso ocurrió en la década de 1980 con el VIH/SIDA, y está ocurriendo hoy con el COVID-19. La catástrofe de Afganistán, que fue claramente provocada por el hombre, es una oportunidad para dar marcha atrás a este síndrome. Un primer paso crucial sería la liberación de los $9.500 millones de dólares de activos del Banco Central de Afganistán, actualmente retenidos en Estados Unidos. 

¿Por qué? Esa nación, con la que Estados Unidos, Rusia, China y varios países de la OTAN están familiarizados, así como los otros cinco Estados que hacen frontera con él, tiene evidentemente un conjunto de problemas urgentes, en gran medida inducidos por la guerra, que podrían resolverse rápidamente, y se plantea como un precedente para desarraigar realmente la guerra, mediante la cooperación multinacional en la que participen incluso enemigos reales o imaginarios, trabajando juntos por un bien común. A esta iniciativa por Afganistán la hemos llamado “Operación Avicena”, en honor al gran médico islámico conocido durante siglos como “el padre de la medicina moderna” y que procede de esa región. Por el contrario, tal vez sea la falta de iniciativas de este tipo, que comienzan con la compasión por el otro y la cooperación con los demás, lo que ha permitido que el COVID-19 pase de ser una epidemia relativamente controlable a una pandemia, y está provocando que esa pandemia empeore con el pasar de las horas. No sería esta la primera vez que el vicio del egoísmo condenara a la humanidad. La historiadora Barbara Tuchman, en su obra “The March of Folly” (La marcha de la insensatez) nos advierte: “Un fenómeno que se observa a lo largo de la historia, independientemente del lugar o la época, es la aplicación por parte de los gobiernos de políticas contrarias a sus propios intereses”. 

Nosotros, que hemos dedicado nuestras vidas a actuar según la certeza, tan elocuentemente enunciada por el Dr. Martin Luther King, Jr, de que “la injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todos lados”, decimos que no hay injusticia que se compare a la hambruna, ni peor crimen que apagar lentamente la vida de un niño por negligencia, por la indiferencia depravada. Aunque las necesidades son igualmente importantes en todos lados, el momento dado para cambiar “la aplicación por parte de los gobiernos de políticas contrarias a sus propios intereses”, y los de la humanidad, es ya.El mundo puede y debe escoger un lugar, en esta época de Navidad, para iniciar la marcha en la dirección opuesta, y evitar la matanza de inocentes en el altar de la insensatez de la geopolítica que sacrificaría tanto la conciencia como el interés propio por el aura de poder. 

Dra. Joycelyn Elders, ex Cirujana General de Estados Unidos
A nombre del Comité por la Coincidencia de los Opuestos
23 de diciembre del 2021

Comité de Salud por la Coincidencia de los Opuestos, para ofrecer soluciones mediante una nueva iniciativa de salubridad global

 

Volver    Volver al inicio

clearclearclear