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La diplomacia de la razón, en nombre de la paz

9 de julio de 2024   (EIRNS) —El Primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, utilizó las siguientes palabras para identificar el principio en el que se basan las acciones que ha emprendido, inmediatamente después de asumir la presidencia del Consejo de la Unión Europea, cargo que ocupará durante los próximos seis meses: "Lo que podemos hacer es lo que siempre es el trabajo de la presidencia: colocar propuestas sobre la mesa. Así que no decidiremos, pero ayudaremos a los veintisiete Primeros ministros a decidir. Estaremos en todos los lugares importantes para Europa, exploraremos todas las situaciones... Este liderazgo no es burocrático: por supuesto que hay esos expedientes y deliberaciones, pero también tiene que haber una forma política de energía, una iniciativa que no sea una decisión, sino que ponga sobre el tapete una descripción clara de la situación y las posibles soluciones. Así es como procederemos. Si en los próximos días usted o sus telespectadores escuchan noticias sorprendentes procedentes de lugares sorprendentes, esta es la forma de trabajar que se encuentra detrás". 

En su primera semana en el cargo, el "presidente" Orbán ha visitado Ucrania, Rusia y China. El presidente Orbán también dijo algo más: "En esta cultura de diplomacia internacional, lo que representamos y cómo lo representamos es público, abierto y directo. Creo que esto es una virtud". Lo mismo pensaba el filósofo Platón, cuyo diálogo La República (literalmente, "las cosas públicas") no dr trata tanto de una forma de gobierno como del método de autogobierno. 

"Abierto y directo" no serían las primeras palabras que vienen a la mente, cuando se mira a la Presidencia de Estados Unidos en este momento, o a su burocracia corrupta que opera en lo que se llama más propiamente "el imperio de la mentira" en lugar de "el imperio de la ley", que es en sí mismo un no-concepto sofista y reprobable. También están los medios “informativos”, que se han confabulado para encubrir lo que ya nadie puede negar. Sin embargo, lo siguen haciendo y, por lo tanto, nunca más se debería confiar en ellos, en especial en cuestiones de guerra y paz. Ni los estadounidenses ni el resto del mundo (excepto, quizá, la City de Londres) saben quién es el Presidente de Estados Unidos; nosotros todos, sencillamente, sabemos quién NO es el Presidente de Estados Unidos. Sabemos que el actual gobierno de Estados Unidos claramente no fue elegido por el pueblo, no rinde cuentas al pueblo y no está pensado para el pueblo. 

Lo que distingue una mentalidad "presidencial" de una "burocrática", sea cual sea la forma de gobierno, es lo que a veces se denomina como voluntarismo. El "principio presidencial" al que Orbán se refiere en este momento, para acceder y desplegar, no es su puesto en Hungría en particular. No es diferente, en su efecto potencial, de aquel principio que el Presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, puso en práctica en sus primeros días de mandato, a partir del 4 de marzo de 1933. No es que comparamos las acciones formales de los dos personajes, ni los poderes de sus dos cargos. Lo que es idéntico, es que en cada caso, la monumental tarea a realizar, requiere que la persona que asume la responsabilidad de llevarla a cabo, debe, para tener éxito, persuadir a otros para que actúen a nombre de la consecución de dicha tarea. El líder sólo puede proponer, pero no imponer, un curso de acción, y debe convencer, mediante el poder de la razón, a los demás para que actúen, aunque se muestren muy poco dispuestos a hacerlo. 

En las primeras horas de su Presidencia, Franklin Roosevelttuvo que restablecer la confianza de un pueblo estadounidense, asolado por la Depresión, en los poderes de autogobierno. Primero que nada tomó el control del sistema bancario (el "feriado bancario" que comenzó el 6 de marzo de 1933, dos días después de asumir el cargo) tuvo lugar antes de que promulgara la Ley Glass-Steagall en junio de 1933, tres meses después. "Tomar medidas, y ya" era lo que se necesitaba; primero se actuó, y luego vino la ley, porque aquel Presidente actuó con decisión, por el bienestar general. 

En un ejemplo muy diferente, pero congruente, dos semanas después de su investidura como Presidente de Estados Unidos en 1861, Abraham Lincoln se reunió con el ingeniero de 30 años Grenville Dodge, para discutir lo que se convertiría, menos de una década después, en el Ferrocarril Transcontinental. Fue el "Proyecto Apolo" de la época, que transformó todo el transporte mundial, proporcionó los medios para el desarrollo interior de los continentes e impulsó todos los proyectos de desarrollo posteriores, incluida la actual Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y la Organización de Cooperación de Shanghái. La inminente guerra fratricida, que estallaría sólo cuatro semanas después de su reunión con Dodge, no disuadió a Lincoln de lo que sabía que era fundamental: promover la unidad físico-económica de Estados Unidos como la base para restablecer su unidad política como república. Cuando Lincoln reflezionaba con antelación sobre el Ferrocarril Transcontinental, la primera pregunta que le hizo a Dodge dos años antes, en su primer encuentro en Council Bluffs, Iowa, en agosto de 1859, fue: "Dodge, ¿cuál es la mejor ruta para un ferrocarril del Pacífico hacia el Oeste?", contribuyó a la estrategia de Lincoln para ganar la guerra. El ferrocarril físico propiamente dicho no se completaría hasta después de esa guerra, y tras la muerte de Lincoln. En ese sentido, Lincoln comprendió la relación entre una política estratégica-militar y una política de desarrollo, y trató de crear una nueva "arquitectura" estratégica y de desarrollo, como tendremos que hacer ahora, pero de una naturaleza internacional cualitativamente superior, como lo propone Helga Zepp-LaRouche en sus Diez Principios. 

Desde ese punto de vista, hay que mirar con nuevos ojos la labor de China, con 14 países limítrofes, y de su Presidente, Xi Jinping, en el campo de la diplomacia, como el plan chino para la paz en Europa, en gran medida ignorado. Miren con otros ojos al "adversario", Rusia, también limitada por 14 naciones, y a su Presidente, incluida su propuesta de negociaciones del 14 de junio. Desde ese punto de vista, también fíjense en lo que Orbán se ha movilizado para promulgar. Tomen en consideración lo que ocurriría si formas de vida inteligentes en el sector transatlántico, no necesariamente en total acuerdo con las políticas de Rusia o China, pero con una idea congruente de la necesidad de paz a través del desarrollo, pensaran sobre, apoyaran públicamente, y promovieran lo que Orbán ha hecho. 

Los candidatos independientes con mentes independientes, como los candidatos al Senado y al Congreso de Nueva York, Diane Sare y José Vega, deben actuar, en nombre del "principio presidencial", como hizo el economista y estadista Lyndon LaRouche a través de sus ocho campañas presidenciales y sus múltiples diseños y propuestas físico-económicas. Todos estos candidatos y voces pueden apoyar y acelerar el ritmo de la diplomacia que ha iniciado Viktor Orbán. 

Llevar a cabo intervenciones políticas públicas, como han hecho recientemente tanto Vega como Sare, es una forma de que los audaces "ciudadanos normales" del sector transatlántico pueden optar por acceder también al "principio presidencial", independientemente de cualquier fecha electoral concreta en sus respectivos países. Y suscribirse a nuestro semanario Executive Intelligence Review, y a su servicio diario  Daily Alert, particularmente a la luz de la traición diaria de los "medios menticidas" contra la raza humana a la que llaman "noticias", es esencial para desarrollar y mantener la aptitud moral para sobrevivir en estos tiempos tumultuosos, para "no ser atrapados por debajo del nivel de los acontecimientos”. Esta serie de acciones, y las suyas, son la forma "res publica" (cosa pública) de diplomacia en nombre de la paz que el mundo requiere de nosotros para sobrevivir en esta época tan peligrosa de toda la historia.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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